domingo, 30 de junio de 2013

PENA DE JUAN Y JOSÉ

El toro de Santa Coloma, autor Adolfo Rodríguez Montesinos.

El cepogordista es un modesto aficionado a los toros y alguna vez en Cepogordo le hemos dado una vuelta a la cosa taurina, tanto en la forma de reseña de una tarde en la plaza, como a modo de sesuda reflexión sobre la Fiesta.

Un poco a trancas y barrancas y como hemos podido, pero ha salido alguna conclusión. La primera de todas es que si la fiesta está de alguna forma amenazada, no es por la política y sus prohibiciones, que también, sino por su actual discurrir, es decir, por su actual decadencia, interesada y fomentada por una mayoría de directores del espectáculo y una mayoría de toreros, con las figuras a la cabeza. En resumen, la amenaza política y nacionalista es una amenaza general contra la libertad, y por eso contra todos nosotros y contra lo que se supone que una sociedad abierta y libre debería ser. Los problemas de la fiesta son otra cosa: la adulteración del espectáculo con un toro sin fuerzas, sin casta y que no es bravo, toreado por supuestas figuras que naufragan vergonzosamente en cuando salen de esa rutina (véase Talavante con los Victorinos en Madrid), espectáculo frente al que los niños bostezan, porque no transmite nada y los cursis se extasían antes posturas y culillos en pompa. No queremos extendernos más, para no repetirnos. Pero enlazando un tema con otro, la mejor defensa de la Fiesta, la que volvería a llenar las plazas, es la defensa del toro bravo, de la lidia, realizada por maestros que la conozcan, y no la tontería de la cultura, el arte y decir que a Picasso o a quien fuera le gustaba el asunto de los toros, que qué nos importa. Ya nos explicaremos con más calma si no se ha entendido. Pero cedemos la palabra a alguien mucho más entendido que los que esto escriben y se despiden dando una larga cambiada.

En el epílogo del libro El toro de Santa Coloma de Adolfo Rodríguez Montesinos, podemos leer lo siguiente (por otra parte algo obvio y conocido entre los aficionados a los toros, que no a las posturas y a las figuras y demás, como decíamos):

“La importancia histórica de la raza de lidia debería bastar por si sola para convertir al toro bravo español en un animal mimado por las Administraciones Públicas, las cuales deberían proteger y estimular los esfuerzos de los ganaderos por seleccionar y mejorar la cabaña brava. Nada más lejos de la realidad, porque el toro ha sido y sigue siendo un animal marginado por los poderes públicos, ignorado dentro del marco de la política agraria de nuestro país y hasta vilipendiado cuando las corrientes de la moda han soplado en contra de la fiesta nacional.

En esas circunstancias, la existencia del toro de lidia es mérito exclusivo de los ganaderos que han invertido y siguen arriesgando su patrimonio en la producción del ganado bravo y, como no, de todas las personas que acuden a las plazas de toros y con su aportación económica posibilitan la supervivencia de esta raza y mantienen una complicada estructura en la que se integran todos los profesionales que, de forma directa o indirecta, viven la fiesta de los toros.

No obstante, la galopante mercantilización del espectáculo taurino surgida en los últimos tiempos y que está alcanzando cotas desmesuradas en la década de los noventa, está imponiendo por vía dictatorial la supremacía de los valores económicos sobre cualquiera de las virtudes de tipo ético y estético que, tradicionalmente han constituido el mejor patrimonio de la fiesta y que están abocadas a la desaparición en un plazo de tiempo muy breve. [Nota cepogordista: este párrafo y el siguiente serán objeto de comentario aparte, pues merecen matizarse]

Hoy día la corrida de toros es un simple producto de consumo, como lo son igualmente las figuras del toreo y el resto de los integrantes de la cadena de producción del espectáculo. El torero ha perdido mayoritariamente el sentido y la capacidad de la lidia y parece programado para repetir únicamente la misma faena ante el mismo tipo de toro (descastado, suave, blando, y carente de toda emoción), impuesto por los amos del “circo taurino”. [Nota cepogordista: como hemos dicho en otras ocasiones, hoy no hay figuras del toreo, lo son únicamente aquellos diestros que todavía son capaces de ponerse delante de los Albaserrada –Victorino y Adolfo Martín, José Escolar-, Cuadri, Cebada Gago, Torrestrella, Miura, etc.]

A base de enfrentarse siempre a un ejemplar sin contenido alguno, cuyas mayores complicaciones son falta de fuerza y falta de interés por acometer a los engaños, los toreros son cada día más incapaces de solventar cualquier tipo de dificultad emanada de la casta y se ven desbordados o se acobardan cuando sale un toro que conserva algo más que reminiscencias de bravura y repite media docena de embestidas.

Quienes manejan el entramado organizativo de la fiesta son conscientes de estas limitaciones crecientes en la capacidad de los diestros y por ello velan escrupulosamente para que solo salga a la plaza el tipo de toro que no complica la vida a los profesionales del toreo y además, en la generalidad de los casos, que salga de la forma que resulte más agradable para los diestros, de modo que el fraude mayor no es la mutilación de las defensas de las reses, sino la manipulación genética para mermar o eliminar su casta.

El concepto del espectáculo taurino manejado por los profesionales se basa en la ignorancia de lo que es un toro de lidia que tienen la mayor parte de los asistentes a las plazas, mientras que los verdaderos aficionados que ocupan los tendidos son una minoría. Así las cosas, se intenta aburrir al aficionado serio para que deje de ir a los cosos y se promocionan socialmente las figuras del toreo para que la mayoría de las plazas se llenen de un público festivo, ávido seguidor de la prensa rosa y sin exigencia alguna. Este tipo de clientela profana en la materia no tiene interés real por el espectáculo taurino, sólo le interesa ver a los toreros del momento, va a rendir pleitesía a sus ídolos y aplaude con el mismo calor lo mismo que lo inadmisible.

Pero para los rectores de la Fiesta, estos “aficionados eventuales” tienen muchas ventajas, ya que realizan su aportación económica en las taquillas de las plazas, no plantean problemas a la hora de admitir como bueno un espectáculo adulterado, devaluado o degenerado, como el que se está ofreciendo tarde tras tarde, feria tras feria.

En esto, como en todo, también hay algunas excepciones (Madrid y pocas plazas más), pero, salvo en la capital de España, los mentores de las figuras del toreo actúan a su antojo y cuando no pueden imponer sus exigencias, se “caen” de los carteles.

El proceso degenerativo que sufre el espectáculo taurino induce irremediablemente a la crisis de la ganadería de lidia, dónde la bravura y la casta son objeto de persecución implacable por parte de quienes dominan el negocio taurino, condenando al ostracismo o a la desaparición a las dividas que aún poseen lo que antes fuera el mayor tesoros de la raza.

Adolfo Rodríguez Montesinos. El toro de Santa Coloma.
Consejo General de Colegios Veterinarios de España, 1997
ISBN 84-923276-0-X

sábado, 29 de junio de 2013

LA FERIA DEL LIBRO

Hace unos días terminó la feria del libro de Madrid. Y como entre las manías del cepogordista se encuentra la manía libresca, en la forma de afecto desordenado, mezcla de extravagancia y tendencia al furor, decidió acudir a darse una vuelta, para saciar la vista de libros y disfrutar también del resto del espectáculo. No sabe que parte le ha gustado más.

Era una de esas tardes de verano inclemente, repentino, como si nos hubieran echado a todos una gruesa manta de la más compacta lana. Luz lechosa, difuminada, engordada por el bochorno. Libros por todos lados, y también multitud de tipos. Con el calor, sensación de poca ducha y demasiada chancleta. Tatuajes, piernas peludas, y no sólo las de ellos, también ellas, sobre todo en las casetas progres, aquellas de grupos editoriales de ultraizquierda presididas por efigies del Che, que siguen predicando la ruina del mundo con absoluto orgullo y entusiasmo. Y es gracioso que sigan en un combate que en realidad, a día de hoy tienen ganado, puesto que estatismo, dirigismo, progresismo y nihilismo están a la orden del día. Pero como buenos iluminados, ellos a lo suyo. Pronto no quedará nada que derribar y no sabemos que harán con la maza. Tato dice que se la me… Bueno las cosas que dice Tato a veces es mejor no repetirlas. Tampoco era demasiado bonita la caseta de una editorial o librería, no recuerda el que esto teclea, para gais. Ya me entienden, asuntos de maricones. Pasamos corriendo. En general, tal vez por el calor traicionero que se nos echó encima sin avisar y cogió a la gente desprevenida y sin los afeites convenientes, vimos fealdad, bastante fealdad. ¡Que viva el Tercio y se mueran los feos! gritaba el otro día Curro en A mí la legión. Pues de cumplirse el deseo hubiera quedado la feria mermada de público, la verdad. Pero estas pequeñas cosas, estos detalles inevitablemente observados por el cepogordista son la excepción, y dan color solanesco a la feria. También lo dan las absurdas colas, a pleno sol, en plena cocción, para conseguir la firma de no se sabe que autor juvenil que está de moda. Afortunadamente, no sabemos ni quién es ni que ha escrito En la caseta Verde, libro sobre reflexoterapia o masaje sexual. Pues claro, que puede esperarse acudiendo a la caseta verde. Otro detalle verde fue el libro escrito por Giovanni Verga titulado Eros que publica Gadir. Hay cierta lógica entre el apellido del autor, uno de los grandes de finales del XIX italiano, y el título del libro. Por supuesto lo hemos comprado. Veamos una de sus frases: “Las primeras inquietudes del corazón depositaron en su mente la semilla funesta del análisis”. Gadir publica la pequeña colección El Bosque Viejo, grandes autores clásicos para todas las edades, es decir, para niños. Pequeños libros bien editados, bien ilustrados, atractivos con magníficos textos accesibles, que nos permiten huir de la espantosa literatura infantil (así la llaman), con su horrible desfile de brujas buenas, lobos tímidos y otras cursilerías, ñoñeces y demás. Ya lo decía don Wenceslao: “No es fácil escribir un libro de lecturas para la infancia. Muchos creen que para esto basta con que el autor carezca absolutamente de talento. Es un error.” Para el que tenga curiosidad remitimos a la entradita dónde copiamos el resto de las palabras de don Wenceslao: http://cepogordo.blogspot.com.es/search/label/Wenceslao%20Fern%C3%A1ndez%20Florez. Cuando la bruja deja de serlo, cuando el lobo es cariñoso, el gigante va al psicólogo para curar su miedo a la oscuridad y el ogro hace pasteles vegetarianos, es decir cuando se subvierten las categorías, se vacían de principios y sentido y el cuento se convierte en una gilipollez, en una moralina ñoña que nada refleja de nada, el siguiente paso cuesta abajo es que Blancanieves se lie con todos los enanos a la vez, la Bella Durmiente sea una militante lesbiana, los tres cerditos, pues imaginen ustedes, y Caperucita Roja decida con el lobo aplicarle a la abuelita un tratamiento al amparo del derecho a la eutanasia (adquirido por la nieta, ¿por qué no?), que ya es hora que la vieja nos deje la casa. Así que para huir de todas estas horrible cuestiones, el Bosque Viejo, de Gadir.

Las casetas, en el tramo más largo de la feria, formaban un pasillo muy largo por el que se movía la masa de visitantes, de una caseta a otra. En ese pasillo, salvo por momentos en que corría el aire, se concentraba el calor, por estar cerrado, y por la acumulación de gente. Hubo momentos en que pensó el caminante que circulaba por un pasillo entre dos chiqueros. Sin embargo, algunos de los paseantes se distinguían del resto por su elegancia o su porte. Un chico alto y bien vestido, pantalón y camisa en tonos marrón claro caminaba erguido y no sudaba, indiferente a su alrededor, con los ojos puestos en los libros. Otro personaje trotaba cargado de bolsas, se veía que iba a tiro hecho a darse el atracón, vicioso él. Vestía traje bien cortado de tres piezas, impecable barbita rala, nudo de corbata sencillo que desde que lo hizo por la mañana no se le había movido y llevaba una novia que cual mora trotaba detrás de él, como podía, intentando no perder rueda. Un grupo de señoras charlaba en un descanso, y era como para quedarse mirando: peinado de peluquería, collares de perlas, pendientes de perlas, vestidos, sobriedad, elegancia, sonrisas, iban luego a merendar juntas, seguro. A lo lejos, Martínez Campos a caballo, seguía un año más ahí, en su eterna caballada.

La feria parece que remonta, que ha ido bien. Ha conseguido más ventas que el año pasado. Al parecer, un nueve por ciento más. Y es que, según nos explican, la gente ha acumulado títulos. Es decir, en esta feria del 2013, ha pedido títulos del 2012. Es decir, la tropa se ha estado aguantando las ganas y ahora se gasta el dinerillo. Para que luego se meta la gente con España y los españoles. Mientras tanto, una administración local, destina hace unos días 484.716 euros en forma de subvención a la “mejora de la alfabetización mediática” con el fin, entre otros, de contribuir a “revelar la identidad propia” de los habitantes de esa región española (parece ser que no acaban de conocerse a sí mismos del todo). Estas son las dos Españas. Las del personal que acude sudoroso a la feria a comprar los libros del año pasado y la de los sacamantecas demagogos. No hay otras y no las ha habido nunca.

Dice Tato que al que le vuelva a sacudir con eso de las dos España para explicar lo que pasa hoy le devuelve el golpe, pero con la bota y en todo el hocico. Doroteo ha dicho que a esas ferias que no va, que son para las masas, que a él con la biblioteca de su casa la basta y le sobra y que sólo puede leer en libros encuadernados en piel, porque si no le pican las manos y estornuda.

ESPAÑA HOY

La fotografía captada por un reportero de la redacción de Cepogordo, corresponsal de nuestra filial el Eco de la Provincia, simboliza, resume, cuál ha sido la reacción de los españoles ante las últimas medidas del Gobierno (“el Gobierno sube los impuestos sobre las empresas, alcohol, tabaco, viviendas, aerosoles y aires acondicionados. Y prevé gastar más dinero en 2014.), de ese gobierno al que los españoles dieron la mayoría absoluta para que pudiera sacarnos, poco a poco, del hoyo, y que sin embargo, sigue empeñado en cavar, cavar y agrandar la fosa. Y mientras tanto, la oposición ayuda a cavar, le sujeta la pala y lleva la carretilla mientras asegura que hay que combatir la austeridad, que sólo la oposición logra ver, como don Quijote veía los famosos gigantes.



La fotografía es un retrato de un contribuyente en el momento de pagar a Hacienda, captada el viernes pasado mientras presentaba la declaración.

domingo, 23 de junio de 2013

CONFERENCIA EN JUNIO

Conferencia en junio. Una gorda polaca les enternece porque es gorda y ama a los Estados Unidos y ama más aún a la empresa, a la corporación. Es gorda y sonríe como una gran magdalena rellena de chocolate, es un gran muffin como se dice ahora. Todos sonreímos. Pero antes de seguir criticando o describiendo con la ojeriza que provocan el cansancio y las formaciones cerradas, pensemos un poco de dónde venimos todos. Antes de que llegaran estos sonrientes y bélicos norteamericanos, con sus principios, su inocencia y su organización, todos cosechando patatas, en el mejor de los casos, y ahora hablando inglés. Termina la gordita. Gran aplauso. Ya nos hemos ablandado y ya la queremos un poco, la formación cerrada hace su efecto y ya no es la gorda sin más, le hemos cogido afecto, tierna gordita, gorrionciote. Pero no sólo porque enternece, sino porque es una fiera eficaz, y cosecha más gavillas de trabajo que otras cinco personas juntas, es una apisonadora laboral, dicho sea sin segundas y sin faltar. Sube al estrado un enano cabezón con apellido insoportablemente italiano y un careto de norteamericano que apenas se puede resistir: estructura cuadrada, cráneo al descubierto pelado a máquina, quijada, pómulos salientes, hoyuelos por todos lados boca mascadora. Más adelante le sigue un tal Ajgndhmidfgghghr, un indio de la India que ha dejado las sectas y el acerado kriss y acepta por unos días cenar pasta y ensaladas en lugar de ojos de carnero y cerebro de mandril viejo al curry. Y aquí estamos los dos, hermanados por el Gran Hermano para el que todos trabajamos y al que todos queremos entrañablemente.

Como puede verse, el cronista, que diría el gran don Camilo, está un poco hasta las narices de la cháchara internacional, de la corporación, de la jerga, de sus recomendaciones, de sus amenazas y de su cariño. Pero el cronista, como don Desiderio Papús Garriga[i], necesita llenar la despensa a fin de mes. Así es la vida, y suerte que tiene el cronista, que por lo tanto se ha pasado la semana sonriendo y dando conversación, doblando el espinazo ceremonioso, como si recogiera patatas, y dando las gracias en tres idiomas y en el lenguaje de los signos, y a Dios el primero.


[i] “Don Desiderio Papús Garriga, cabeza visible de familia numerosa, se había pasado la existencia tratándole de buscar una raíz científica al hecho — sucesivo e inexplicable — de llegar todos los meses a fin de mes.” El Hacendista. Nuevo Retablo de don Cristobita. Camilo José Cela. Editorial Destino.

NOTA DE LA REDACCIÓN

Ante la avalancha de críticas recibida por la entrada en el que el Eco de la Provincia reseñaba los incidentes ocurridos con ocasión de la última comparecencia pública del eximio polígrafo Alcides Bergamota, torpemente interpretada como una monolítica crítica al gobierno actual, el periódico se ha propuesto dar con el texto completo de la conferencia, pues no encontrará mejor desmentido que ese. El Eco de la Provincia ha lanzado a sus mejores sabuesos para tratar de obtener, si no el texto completo, al menos el esquema o los apuntes que sirvieron de guión al gran Bergamota para su tan mentada intervención. No es cosa fácil, pues de nuevo retirado a su exilio provinciano, Alcides Bergamota se ha hecho inaccesible tras el alto tapial que protege su casa de los ojos indiscretos y del ruido del Mundo. El Eco de la Provincia no desiste sin embargo de su empeño y espera dar el texto a sus lectores en los próximos días.
La Redacción.

sábado, 22 de junio de 2013

NUEVAS IRAS CONTRA ALCIDES BERGAMOTA

Nuevo intento de agresión contra don Alcides Bergamota.- Los periódicos de la mañana se hacen hoy eco de un nuevo intento de agresión contra el conocido y eximio publicista Alcides Bergamota, maestro de polígrafos, así como de la provincial intervención de doña Casiana Martínez y Remondo que evitó males mayores (al menos para el Sr. Bergamota).

Sucedieron los hechos mientras el eximio publicista se encontraba en el Casino Libertad, pronunciando la conferencia esperada desde hace meses con el título “España en Europa un análisis del marasmo contemporáneo”. El salón de actos se encontraba abarrotado de gente, dada la inusitada expectación provocada por la comparecencia del gran publicista, la fama de sus sonoras intervenciones públicas, el título de la conferencia y la excepcional presencia de nuestro protagonista, como bien saben nuestros lectores desde hace ya años retirado en las soledades de su vida provinciana, rodeado de unos pocos y escogidos amigos. Se encontraban los pasillos del salón de conferencias llenos de la gente que no había encontrado asiento y tuvieron que dejarse abiertas las puertas de la sala para que la masa congregada en la entrada del casino pudieran seguir la conferencia pronunciada por el gran Bergamota que arrancó entre la mayor expectación, un silencio general y ciertos murmullos que anunciaban ya tormenta. La presencia de un muy nutrido grupo de representantes de las llamadas juventudes de nuestros partidos políticos, no anunciaba nada bueno. Pese a que las juventudes de nuestra partitocracia la forman gentes de mediana edad y que a menudo peinan canas, su edad media no es tanta que necesiten ayudarse para andar de gruesos bastones. En la tribuna de oradores, el gran Bergamota se encontraba flanqueado, a derecha e izquierda por sus entrañables amigos, Tato y Doroteo. Conocedor el público del gusto por lo antiguo que caracteriza a dicha pareja, nadie se sorprendió del todo de que vistieran coselete, guantelete de hierro, y estuvieran tocados ambos de sendos morriones con plumas rojigualdas. Nuestro enviado especial asegura haber oído a uno de ellos que a él no le volvían a cazar desprevenido. Como suele ser habitual, transcribimos a continuación las palabras con las que se interrumpió la conferencia y se inició el motín (sin perjuicio de que más adelante, cuando hayamos logrado hacernos con una copia del texto completo de la conferencia, lo publiquemos en su integridad):

-          Ante todo lo que está pasando hoy en España, entiéndase, en Europa, pues el fenómeno es el mismo, como por ejemplo que el partido que nos gobierna, aquél que los ingenuos todavía identifican con una derecha conservadora, cuando es en realidad un atroz partido socialdemócrata más, hay que recordar sobre todas las cosas que “el mundo es un lugar sonriente” en palabras de San Agustín.

A los primeros gritos, al sentir el primer objeto volar por los aires, al notar que se blandían los bastones y que la masa iniciaba un movimiento hacia el conferenciante, Doña Casiana de Melis y Martínez de Remondo se levantó y su sola e imponente presencia detuvo por un momento la avalancha, momento decisivo que permitió a la tribuna iniciar sus movimientos de retirada. El agresor más osado, una sabandija tiñosa secretario de las juventudes del PP (Partido Progre) quiso arrollar a doña Casiana e incluso faltarle al respecto con insultos alusivos a la natural y hermosa corpulencia de señora tan prócer. Fue derribado de un bolsazo, que detuvo del todo el movimiento de la masa. La falange de amigas de doña Casiana, imponentes, formó a su alrededor. El eximio publicista, sus amigos, y el director del Casino Libertad pudieron salir de la ratonera y marchare a cenar como previsto, si bien con la hora adelantada. En el coche, Doroteo se palpaba el bolsillo comprobando que los largos vegueros de la Vuelta de Abajo que fumarían a los postres se encontraban intactos. Nuestro enviado especial ha sabido, por una amiga de doña Casiana, que poco antes de acudir a la conferencia de Alcides Bergamota, la noble señora había recogido en Billares Ruiz seis bolas de billar, de pulido marfil, para el juego de casa, que llevaba en el bolso cuando lo utilizó para parar la embestida de la sabandija tiñosa, que a estas horas se recupera lenta pero satisfactoriamente en el hospital.
El Eco de la Provincia

jueves, 20 de junio de 2013

DON CAMILO (la vida es una paradoja).


VIAJE

El viajero lo es a pesar suyo las más de las veces. Queremos decir que si de él dependiera el viaje lo haría por España, y si fuera posible en largas etapas a pie. Como hizo don Camilo, como hicieron don Pío y algunos más que se patearon España mirándolo todo, como principal actividad cotidiana. El viajero anda literalmente por las nubes trepado en un avión y cuando entorna los ojos se recrea en la solana que hacía resplandecer la plaza de toros el sábado por la tarde y si los cierra un poco más acaba llegando a los pinares agostados, implacables de calor, mecidos por la chicharra (la cigarra de la fábula entiéndanme), en perpetua fiesta durante el estío, y el zumbar de los tábanos. Y el murmullo de la brisa entre los árboles le llevará al mar, al mar azul, verde, abierto, levantisco, helado y luminoso, con su pajarería y sus barcos y sus cantores y aventuras.

-¡Qué cosas Ramonchu!
- ¿Y ese quién es? – pregunta Tato alarmado.
- No nadie, - contesta Doroteo- es que me hacen gracia la expresión y el nombre.
- Di que sí, tu a lo tuyo, y ya está.

No se ha olvidado el viajero de las vacunas que todo viaje lejano precisa. Así que lleva consigo El gallego y su cuadrilla, escrito por don Camilo, y también una cosilla de don Ramón Menéndez Pidal. Mientras por esos lares anda el viajero, la vecina de asiento, que afortunadamente es menuda y aseada y además no habla, lee un libro que se titula El amante japonés. El viajero es un cotilla. Y por serlo se alarma. El viajero que estaba tranquilo por la discreción de su vecina, con su descubrimiento se sobresalta un poco y discretamente se palpa los ojos para descartar cualquier rasgo oriental que pueda poner en peligro la paz del viaje. Y pasa el resto del vuelo un tanto encogido, mirando las nubes.

sábado, 15 de junio de 2013

BORRADOR PARA UNA INTRODUCCIÓN

Encontramos en una biblioteca abandonada, entre el polvo y la polilla, lo que parecen las pruebas iniciales de una revisa casera o artesanal. Están comidas por la humedad y el tiempo, pero pueden salvarse las primeras páginas, que reproducimos a continuación.

Borrado para una introducción, prólogo, preliminar o exposición de motivos.
El tren traquetea pero sin hacer chu-chu, chu-chúuuuuu. Iba a escribir cuatro tonterías sobre la tropa que va a mí alrededor, pero no merece la pena ni como juego o entrenamiento de escritura.

Los cepogordistas tenemos nuestra vanidad y a veces hasta un amago de pretensiones, pero somos tan conscientes de nuestras limitaciones, son tantas, de tan diverso y completo orden, que es raro que perdamos el norte y demos la murga en exceso. Nos cansa un poquito la red, con su estructura de rollo antiguo, anterior al libro, nos cansa un poco esa vena como exhibicionista que tiene, ese aire de vago onanismo, de lugar frecuentado por vagos masturbadores de negras ojeras y cansino mirar en palabras tomadas de uno de esos escritores viejos que no tienen par. Nos hubiera gustado una cosa un poco más artesanal, con una redacción de verdad, con la tropa manchada de tinta, la corbata floja, fumando gruesos cigarros o imponentes pipas. Nos hubiera gustado mancharnos un poco las manos de tinta, al enredar con los tipos, elegir el papel, hacer alguna tirada. Algo más al estilo del Shinbone Star y de ese gran periodista que fue Dutton Peabody interpretado por Edmond O’Brien en el Hombre que mató a Liberty Valance. Nos hubiera gustado a los cepogordistas hacer algo siguiendo la estela de Cruz y Raya, de la Revista Escorial, de Destino, de aquella Litoral fundada por Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, de los Papeles de Son Armadans, ese título extraordinario encontrado por aquél grande, famoso y hoy olvidado don Camilo. Nada de todo eso.

Es buena la amistad, y es bueno frecuentar la sociedad, pero hay que andarse con ojo para no caer en las hirientes tertulias que tan aceradamente describiera Turguenev, en las que los amigos se consumen a porrazos de hiriente ingenio y litros de licor. ¡Cuanto cepogordista borrachín, deslenguado, desastrado, de mal vino! No, ese peligro hemos procurado siempre conjurarlo a nuestra manera, con temporadas de voluntario aislamiento, variando los escenarios y cambiando las butacas por largos y tertuliosos paseos. Y nos ha gustado algo hablar de alguna cosilla, comentar la actualidad, charlar de España y con España, como si fuera una más. Si, los cepogordistas nos hemos entretenido, como hemos podido y a nuestro aire, asomándonos un poco a ese otro lado de las cosas que tan cerca tenemos todos, pero que tan poco visitamos, acuciados por las carreras, las urgencias del comercio, la indignación por la actualidad, las angustias que conlleva la obligación de ganar el diario sustento. Asomarse al envés, como diría don Alvaro Cunqueiro. Este delgado tomillo es el resultado de una selección de esas pequeñas incursiones al otro lado. De lo que más orgullosos estamos es de que algunas de las contribuciones que aparecen aquí compiladas no sean el producto de horas de soledad. Han sido preparadas al antiguo modo, bajo el humo del cigarro sujeto por un techo bajo, en cuarto cerrado y sobre larga mesa cargada de papel, cuadernos, tinta, lápices, pinceles.

Todo está escrito, o al menos se ha intentado, en español. Nos hubiera gustado tirar en varios idiomas a varias columnas, en florido homenaje al resto de nuestros oficiales idiomas y también al “panocho” o dialecto murciano, pero pensándolo mejor se nos ha ocurrido que bastantes gilipolleces contiene ya este folletín como para cometer una más y contribuir al presente boinismo nacional.

Encontrará el curioso lector, o tal vez el inocente, el incauto, en todo caso el paciente lector, eso seguro, varias secciones agavilladas en este folletín de altos vuelos. En primer lugar, la sección de introducciones. Hemos reunido tres. Somos expertos en introducciones. [***ilegible***]

En todo caso, no olvide el lector el buen consejo del olvidado don Camilo, que lo dejó impreso en la introducción del primero de todos sus Papeles de Son Armadans: En todo caso, no olvide, quien leyere, ni el sosiego insular, ni la perspectiva de la distancia, ni la desintoxicación de miasmas literarias que producen, al alimón, el aire libre y la luz.

sábado, 1 de junio de 2013

TOROS EN LA VENTAS.

Tarde de toros. El jueves día 30 de mayo fuimos a los toros. Tuvimos la suerte de estar en Las Ventas esa tarde, para presenciar la corrida de la ganadería de Adolfo Martín. Decimos eso de la suerte, pero bien mirado el asunto no es justa la expresión. Porque no se debió a la suerte el que tuviéramos entradas para ese día. Fue una elección consciente hecha a principio de temporada, con el programa con los carteles de la feria desplegado sobre la mesa y un lápiz de color rojo con el que marcar las corridas para las que intentaríamos sacar entrada. Y desde hace ya algunos años, la elección la hacemos en función de las ganaderías, y no de los diestros. Así que marcamos Victorino, Adolfo Martín, Baltasar Iban, José Escolar y con más dudas Carriquiri, Alcurrucén y alguna otra. Lo que intentamos es presenciar una corrida de toros, eso, de toros. Sin el toro no hay tarde de toros que valga y la corrida ni se entiende, ni se justifica ni se puede defender.

Escarmentados estamos ya de esas tardes soporíferas, de animales que se caen, o que están vendidos antes casi de saltar al ruedo. Y hace mucho que decidimos no padecerlas más. Así que la verdad, nos cuesta mucho entender a esos aficionados de gesto aburrido y cara de tedio que lo primero que hacen antes de saludar es dar un gran suspiro para desahogar su decepción. Está claro que mientras las cosas no cambien tener un abono para veinte o treinta tardes es absurdo, cuando la realidad es que tardes de toros hay cinco o seis. ¿Y las figuras me dirán algunos? Las figuras son las que se ponen delante de los toros que son toros y tienen que variar el repertorio, conocer los terrenos, conocer el ganado, saber lidiar, rodearse de una cuadrilla profesional. Que unos días pueden torear al natural, ligando con profundidad y otros tienen que lidiar, doblándose por abajo para castigar a un toro que no se deja. Y saben hacer las dos cosas. Esas son las figuras, las que se ponen delante de los toros de Adolfo Martín, de Cuadri de Victorino, de los animales que tienen fuerza, casta, bravura, que nos imponen con su presencia a los espectadores. Son los toreros y el ganado que mantienen viva la Fiesta, que nos muestra algo que es absolutamente excepcional y único.

Y luego la plaza, la pobre plaza de Las Ventas, criticada por dura, por bronca, por exigente, cuando no hay plaza más generosa, más entregada, más dispuesta al aplauso cuando ve algo que lo merece. Y si no se critica a la plaza se critica a una parte del público, a ciertos tendidos por sus voces y sus pitos. Pues nosotros, cuando ha habido toros, les hemos visto deshacerse en aplausos a los diestros, puestos en pie como un solo hombre. Pero es que es gente a la que todavía le queda un poco de sentido crítico y que, cuando le dan gato por liebre, todavía sabe indignarse y protestar.

El jueves vimos una tarde de toros redonda, completa, variada. A excepción tal vez del segundo toro, ganado entero, magníficamente presentado, un poco abanto y tardo al caballo pero que luego daba una pelea tremenda, empujando con fuerza y fijeza, había que tirar de ellos con el capote para sacarlos de debajo del caballo. Se toreó en los tres tercios.

Vimos picar a Tito Sandoval, con un toro puesto muy largo, con el caballo moviéndose, con el picador toreando, lanzando la vara y parando al toro, por tres veces, con toda la plaza de pie. Vimos también el contraste proporcionado por otro de los picadores, que no quería ver al toro de largo ni en pintura, haciendo como que le citaba, y que fue estrepitosamente derribado. Vimos pares de banderillas espléndidos y variados, con los subalternos saliendo al paso de la suerte y luego al tercio a saludar a petición del público, en lo que parecían estampas de sabor clásico sacadas de los grabados de la Lidia. Vimos a un verdadero director de lidia, atento, concentrado, al que no se les escaba un detalle, Antonio Ferrera, torero todo él en todos los gestos, impresionante. Y vimos la faena de muleta de Javier Castaño a su segundo toro con momentos de una belleza lenta, serena, despojada, verdaderamente emocionantes, ante un enemigo temible, ante toros con sentido, que no perdonan un error, una falta, con toda la plaza entregada, sin un solo pero, sin un solo pito. En fin, todo eso vimos y más cosas con las que nos hemos quedado en la retina y que no damos aquí por no alargar esto y porque ya se han escrito y mucho mejor.

UNA DEL ESCRIBA

UNA PELICULA ESPAÑOLA Y UN ESPECTACULO ALEMAN

En la noche del sábado 24 de mayo el Escriba cedió a la debilidad moral de  contemplar durante un rato, hasta el momento en que, más asqueado que escandalizado, apagó el televisor, una película española titulada, para que a nadie le quepan dudas sobre el asunto, “Desde que amanece ya apetece”.  El Escriba no recuerda  haber visto en su larga existencia una cosa más zafia, soez, grosera, semipornografica y, para más inri, carente de gracia, que ese engendro, cuyo paso por taquilla, si es que realmente pasó, le parece al Escriba tan incierto como cierta hubo de ser la subvención recibida a costa del contribuyente.

Al  Escriba no le sorprendió la bastez de Loles León, porque de esa bastez ha hecho esta mujer su seña de identidad, ni tampoco le causó sorpresa Gabino Diego haciendo de panoli, porque nunca le ha visto interpretar un personaje que no lo sea, pero en cambio le produjo gran consternación la patética imagen de un Arturo Fernandez degradado a cruel y avejentada caricatura de sí mismo.  Nunca creyó el Escriba que Arturo Fernández fuese tanto como el David Niven o el Cary Grant español, pero hasta esa malhadada noche le tenía por un buen actor de comedia, en su invariable registro de galán maduro, irresistible seductor de jovencitas, muy gracioso intérprete de los ingeniosos autores (extranjeros) que dominan el arte de rozar los límites sin pisar la raya del mal gusto.  Verle ahora, pongo por ejemplo, exhibiéndose con un mínimo taparrabos  -de negro y oro-  rellenado a toda prisa para aparentar volumen ante una vecina gafosita y severa, y profiriendo una palabrota tras otra, le resultó al Escriba una experiencia muy penosa.

El habitual tertuliano de segunda fila (el mismo de siempre u otro por el estilo) le pregunta al Escriba por qué, si la película es tan despreciable, “miserable”, puntualizó el Caballero de Gandía,  se ocupa en comentarla. Hay, al menos tres razones para ello:

Primera: El productor del bodrio es Enrique Cerezo, tenido por el más importante y poderoso personaje del cine español, y presidente nada menos que del Atlético de Madrid. En calidad de tal confraternizó en la final de la Copa del Rey, en el palco del Santiago Bernabéu, con Su Majestad, felizmente reincorporado al  trabajo en tan señalada ocasión, y con ministros del Gobierno y otros conspicuos representantes del poder político y económico.  Todos ellos encantados de codearse con el personaje.

Segunda: El bodrio no fue ofrecido, como sería lógico pensar, por La Sexta o por Telecinco, sino por la Primera Cadena de Televisión Española.  Como si dijésemos nuestra BBC.

Y Tercera  (y no menos importante): El engendro se emitió inmediatamente después de la final de la Liga de Campeones entre el Bayern de Munich y el Borussía de Dormund. Un gran partido de futbol, jugado de poder a poder, con un impresionante derroche físico de todos los jugadores y pleno de deportividad y nobleza. Ni codazos, ni patadas en la cara ni revolcones de dolor fingido. Esta vez, un juego de caballeros jugado por caballeros y no por nuestros multimillonarios rufianes.  Al final ganó el Bayern, pero el Escriba opina que quien de verdad se llevó la copa a casa fue Alemania, con Doña Angela Merkel presidiendo.  Y, comparando una cosa con la otra,  el Escriba se sintió tan desalentado que ni siquiera la copita ritual de fondillón pudo rescatarle de su abatimiento.