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jueves, 27 de julio de 2017
jueves, 6 de julio de 2017
Orgullo...
Mientras en Madrid tenía lugar esa espantosa manifestación llamada
Orgullo no sé cuántos, con el amparo y el apoyo expreso de todas las
administraciones y el aplauso unánime, acrítico y babeante, de prácticamente
todos los medios de comunicación, el Cepogordismo huía de Madrid para refugiarse
en la vecina Portugal, el país de Alfonso Enríquez, del Rey Miguel, el
absoluto, de los Manueles, de los descubrimiento, de Tructesindo Ramires, de
Pepe Eça, de Fradique Mendes, Oliveira Martins, de la Casa Havaneza, de la sin
par Lisboa, del poeta Engenheiro Naval
Sr. Álvaro de Campos em estado de inconsciência alcoólica, de fadistas y cavalheiros..
Oiga, ya está bien. Es verdad, a lo que íbamos. Camino de Lisboa paramos a
comer en una de esas sorprendentes ciudades blancas, dieciochescas, que están
puestas a lo largo del Tajo, como para que el visitante se vaya preparando para
el deslumbramiento que es Lisboa. Callejeamos un poco y nos encontramos con
esta calle, de nombre singular, evocador, y que viene como de perlas, a modo de
gráfico resumen de lo que ha representado el fin de semana en Madrid.
En honor a la verdad, debemos reconocer que al menos un periodista, el
de siempre, ha tenido las narices de levantar la voz y hacer uso de espíritu
crítico respecto de la manifestación madrileña. Eso del espíritu crítico era
algo que en el pasado se usaba bastante a menudo en Occidente, hoy caído en un
desuso casi general. Se trata de Federico Jiménez Losantos. Si, con todos los
defectos que ustedes quieran, hay algo que desde luego tiene, que es
independencia y valor. Citamos a continuación dos párrafos de su artículo,
pueden leerlo entero en este enlace:
La cita es la siguiente:
Estos días,
en el WorldPride de Madrid, ha habido populosas y orgullosas manifestaciones,
copadas por los partidos políticos, que habrán disfrutado sobre todo los que
viven en lugares donde una opción sexual te condena ya en la escuela -siguen
siendo casi todos- o de países islámicos donde la homosexualidad está
prohibida; o penada con la horca, como Irán. Como siempre, se han hecho burlas
a la Iglesia católica y se ha repetido lo mucho que el franquismo reprimía a
los homosexuales, como si hubiera sido el único país de Occidente en hacerlo y,
sobre todo, como si hoy, en Oriente y una parte cada vez mayor de Occidente la
persecución, no sólo discriminación, por motivos sexuales, sigue aumentando
donde manda el islam. No sé si alguna carroza aludiría al fenómeno. Hubiera
sido novedad.
Lo que sí ha
habido es algún silbido a Rivera, muchos a los del PP y grandes aplausos a
Pablenin, que esta semana obtuvo el permiso del Congreso para seguir cobrando
miles de euros al mes del régimen de Irán, el que ahorca en grúas a los
homosexuales en estadios de fútbol. Siempre son muy aplaudidos los comunistas,
cuyo icono, el Che, creó los campos de concentración de la UMAP para los gais
cubanos.
En el mismo periódico, el mismo día, la Voz del Gran Hermano oficial,
representada esta vez por Lucía Méndez decía en su artículo “España, el país más “gay friendly” (el artículo
es una sarta de memeces y lugares comunes que no tiene desperdicio, que daría
risa si no fuera tan representativo de lo que tenemos ya encima) que: “El cambio social está resultando ser tan
profundo que todos aquellos contrarios al matrimonio gay permanecen en
silencio, retirados del debate público. El
temor ha cambiado de bando y ahora nadie quiere ser acusado de
homófobo. Lo cual no puede ser interpretado sino como un gran avance histórico
de la tolerancia y la igualdad.” El temor, esto es sin duda toda una
defensa de la libertad. El progreso consiste en eso, no en la libertad, sino en
que el temor lo sientan otros. En fin.
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