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jueves, 30 de junio de 2022

Copas de balón. Caso real.

Por razones evidentes no se dan los nombres de los protagonistas del siguiente diálogo. Pero podemos asegurar que se trata de un caso real, tratado -con éxito- en la Fundación Tato para Varones Desahuciados. Agradecemos al presidente de la fundación que nos haya facilitado una muestra de como está el patio. 

***

- ¿Usted que aficiones tiene? Se produce un silencio embarazoso. Pero al momento se oye una voz baja, pausada, con un deje de timidez. 
- Pues verá usted, yo antes tenía otras aficiones, pero ahora, lo que me gusta, lo que de verdad me gusta es... es comprar cristalería en el Corte Inglés. 
- ¿Pero qué me dice?
- Lo que oye, tal cual. 
-¿Pero cómo así?
- Cosas de uno. Eso es lo que me gusta y poco más. Sobre todo, copas de balón, cuanto más finas mejor. Eso me chifla. Me pirro por las copas de balón.
- Si claro, si hasta lo comprendo. ¿Y antes? 
- Antes, otras cosas, un poco de todo, pero ya ve usted, las dificultades de la vida. El desgaste.
- ¿No será el calor?
- Oiga, que aquí no hemos venido a faltar. 

Pero vamos a ver, pero si es que nadie habla así ya, de esa manera. Ya, pero a mí me gusta. Que quiere usted. Ya estamos otra vez. 

miércoles, 3 de febrero de 2021

Don Epitafio. Narraciones de Nava, cortesía de Calvino de Liposthey.

La vieja criada, que lleva centurias habitando el palacio de Doroteo en Nava de Goliardos anuncia visita. Es pálida, casi translucida, pelo cano y sus andares no dejan huella ni ruido, sólo mueven el aire.

-       Señorito, que ha venido don Epitafio… ¿Le digo que pase?

-       ¡Aaaaggghh! ¡La morte, la morte vine aquí! -grita el amigo Pulardo en italiano con voz aterrada- ¡Huyamos, huyamos antes de que la parca nos agarre por dónde más duele!


Interviene Doroteo pidiendo calma sosiego, que todavía no se ha servido el café:


-       Pero amigo Pulardo, un poco de calma, ¿Qué ha sido de sus facultades intelectuales? Es Epifanio, el panadero del pueblo que los sábados tiene a bien acercarnos el pan y unos bollitos rellenos de crema que hornea para el desayuno, un poco de calma, tómese el café que ya viene Wilfreda a servirlo.

 

La silenciosa aparición de Wilfreda, la centenaria y alba criada cuyos pasos no se oyen ni se sienten, no acaba de tranquilizar al amigo Pulardo, que visita por primera vez Nava (o Puebla) de Goliardos, y se mueve con torpeza lejos de la plaza de toros y su gentío y sus murmullos. Se encuentra torpe por las calles empedradas, no teniendo que dar brincos por los tendidos, almohadilla en mano.




lunes, 14 de septiembre de 2020

Aproximación.

No es un secreto para nadie que Tato y Doroteo eran amigos de la crítica social y de cierto cuchicheo contenido, limitado a ciertos extremos que se justificaban por la necesidad de conocer el mundo en que vivimos. Sólo la benéfica influencia del gran polígrafo lograba moderar esa inclinación, consiguiendo que emplearan sus fuerzas y notoria capacidad en actividades de mayor fuste, para las que por otra parte sentían natural inclinación, como la especulación intelectual o el arte cisoria, el paseo por las soledades que rodean Nava, las largas horas de solitaria lectura o el apaleamiento de enemigos políticos.






jueves, 21 de mayo de 2020

Jersey de pico (absténganse los profundos).


Doroteo consideraba que no se puede pasar el invierno sin calcetines de lana de oveja merina. Le decía Alcides que esas son consideraciones frívolas cuando hay tanta necesidad. Tato le recordaba que las merinas se las comieron los franceses cuando la guerra de independencia. Los franceses y los demás. Doroteo contestaba que nones, que su rebisabuela Nicanora escondió un rebaño, si, un rebaño entero, en las cuevas de la Cazadora. Un rebaño que ahora habría que sacrificar, si resultaba que los calcetines de lana merina eran una frivolidad. Se defendía bien Doroteo, palo aquí, palo allá.


Consideraba Doroteo muy adecuado combinar chaqueta y corbata con jersey de los llamados de pico. Le contestaba el gran Bergamota, con ánimo provocador, que sin duda, si uno quería pasar por abanderado de la máxima carcumbre, por fósil victoriano. ¿Y por qué no una levita?



Cuando se despedían, Bergamota pidió en portería que le trajeran su güito de negro fieltro y su capa española, con forro de terciopelo verde agua. Hacía frío todavía en Nava de Goliardos, pese a que el verano estaba a las puertas.

miércoles, 17 de julio de 2019

Consultar el INE, una forma de salir de casa. Suplementos de la Voz de Nava (¿pero no era el Heraldo?)


Datos del Instituto Nacional de Estadística ("INE"):

1. Nacimientos fuera del matrimonio.

 

Existe una enorme disparidad en el número de nacimientos fuera del matrimonio que se registró en 2016 en los países de la Unión Europea, siendo el más bajo en Grecia (9,4%) y el más alto en Francia (59,7%). Portugal (52,8%) y España (45,9%) se acercaron al valor más alto.

 

2. Matrimonios canónicos.

De 163.430 matrimonios celebrados en España en 2018, 37.859 lo fueron según la religión católica, es decir un poco más del 23%. Es una media, en algunas zonas baja por debajo de 10%, en otras, para compensar, sigue por encima de 40%.

 
En el 2018 nacieron en España 369.302 niños.



lunes, 8 de julio de 2019

Toc, toc, toc.


Sonaron los tres golpecitos secos de siempre y quedó fijada la escarpia. No necesitaba más Doroteo que había colgado personalmente toda la galería de retratos que adornaba el rincón literario del Café de Nava de Goliardos.
  - Ya era hora de tener aquí a Pepe Conrad, dijo satisfecho Doroteo, dando un paso atrás para asegurarse de que el pequeño retrato no colgaba torcido.
  - Desde luego –le contestó Tato- pero lo de llamarle Pepe no sé si me parece excesivo, tanta familiaridad con un señor tan serio…
  - Quite, quite, ya sabe que así tratamos a todos los que acceden a este rincón de ilustrísimos, además, haberle leído entero, de proa a popa, como quien dice, le permite a uno concederse ciertas licencias.
- La verdad es que sólo por El duelo, ese extraordinario relato, se habría ganado el lugar más alto en el podio del bien contar.
- Sin duda, con ese retrato extraordinario, en cuatro pinceladas sueltas, del viejo emigrado vuelto a la Francia de la restauración, el caballero de Valmassigue.
Por casualidades de la disposición del lugar, a Pepe Conrad le cupo en suerte colgar cerca de una fotografía de don Luis Fernández Salcedo.
Oiga, pero es que no tienen nada que ver. Ya lo sabemos hombre, no diga obviedades. Lo que ocurre es que los dos, cada uno en lo suyo, son maestros.

miércoles, 5 de junio de 2019

La ciudad salchicha.


Corría Tato a toda velocidad en su bólido. Estas escapadas para tratar las burocracias de la FTPVD eran ocasión para tomarse libertades que en el pequeño mundo de Nava tenía más restringidas. La condesa y Bergamota, e incluso Doroteo, se comportaban con total desenvoltura en el pueblo. Tato se sentía más sujeto. Presidente y director de la Fundación, comprenda usted. No es que ellos escandalizaran, no, pero tanto Jazz, tanto concierto, tantas conferencias, tanto lío. ¡Tanta opinión! A él, en casa, le costaba más significarse. Salvo que le pincharan mucho o arremetieran contra la Fundación y sus protegidos.
Con la ventanilla bajada y a toda velocidad se acercaba al lugar dónde habían quedado. Un descapotable hubiera estado mejor. Esto se recalienta por momentos y el aire acondicionado me sienta mal. Al enchufarlo exhala un tufo como a humedad de sepulcro. Se puso música. No cualquier música, un brutal tachún tachún, el Nava-remix, con el que atronaba a los coches que adelantaba.
¿Qué si sacaba la lengua al conducir? Por supuesto que no. Sujetaba con la comisura de los labios una noble pipa de brezo, encendida claro, y llevaba las manos enfundadas en unos guantes de conducir de cabritilla. Conducía tan poco a menudo que había que dar solemnidad a la ocasión y vestirse. Gorra visera, si, por supuesto. Claro. Latía todo su ser al ritmo de la velocidad y del musicón, como sincronizado con el tiempo, con la agitadísima primavera. Los efectos de luz producidos por las nubes jugando con el sol daban al paisaje anodino por el que circulaba unos aires de espléndida grandeza. La cazoleta de la pipa ardía intranquila, al ritmo sincopado del Nava-mix.

Está cerca de la primera rotonda, nada más salir al llegar, no tiene pérdida. Le había dado ya dos vueltas, mirando con atención y empezaba a acordarse del cretino que le había dado las explicaciones. Fachada de ladrillo y una puerta de cristal. ¡Pero si no había otra cosa! Inmuebles nuevos, todos iguales. Los había en toda la sierra y en el ensanche más reciente de Madrid. Fotocopiadora, papelería, espacio de juegos gaming, un chino, una gestoría, Bermúdez de Vellón asesores, frutas y verduras, local vacío, local vacío, estudio de arquitectos, cerrado, máquinas cortacésped, material para piscinas, con clínica estética Rachel Morera no envejecerás y fotografías que hubieran hecho enrojecer al personal no hace tanto; inmobiliaria, vendemos tu piso. Y de repente otra rotonda. Al otro lado de la calle, un anchísimo bulevar con mucho tráfico, edificios similares, con escaparates del estilo.
Intentó cruzar pero la vegetación del bulevar lo impedía y tuvo que llegar hasta el paso de cebra. Al llegar a la acera ni un alma. Muchos escaparates cerrados. Colchones Cebrían, la tienda ecológica, se traspasa, bar, tapicería Márquez, local vacío, local vacío, farmacia, bar, zapatería en liquidación, taberna moderna, local vacío, material de oficina, estudio de grabación Music Sound. Miró para atrás. Sin darse cuenta había andado como dos kilómetros. Retrocedió al trote.
- Oiga perdone, ¿la primera rotonda es esta?
- Pues hombre, dependerá de por dónde entre usted al pueblo. Hay quince rotondas en fila, como los eslabones de una cadena.
- Ya, claro – replicó sosegado mientras por dentro subía la ira por momentos.
- ¿Sabe cómo llamo yo a esto?
- Pues no la verdad.
- Yo a esto lo llamo la ciudad salchicha. Ni plaza mayor, ni iglesia, ni orden ni nada.
- Así están las cosas. ¿Y por qué salchicha y no cadena? ¿Por qué no la ciudad cadena? Como dice que las rotondas son como cadenas…
- Lo digo porque son lo único duro y macizo las rotondas. Pero el resto es blando, la ciudad blanda, la ciudad salchicha. Parece que tiene consistencia pero si aprietas no hay nada. Esto está lleno de degenerados contemporáneos.
- Bueno oiga, yo si quiero le dejo unas tarjetas de la FTPVD.
- ¿Y eso que es? ¿Es usted policía?
- No hombre, la Fundación Tato para Varones Desahuciados. Soy el presidente. Como dice que hay tanto degenerado, debe haber mucho medio hombre llorón y amariconado…
- Eso digo yo. Gracias. Le dejo que sigo con el paseo.
Tato subió al coche, renunció otra vez al aire acondicionado, imaginó que conducía un descapotable y abandonando el eslabón de la gigantesca ristra en el que había aparcado, se alejó de la ciudad salchicha renunciando a cualquier pesquisa.

martes, 7 de mayo de 2019

Confesiones a mediodía.


Volvía Doroteo con los pelos de punta. Se habían despedido hasta la hora de comer. Mira Doroteo, cuanto más escarbas, es decir, cuanto más intentas recuperar el tiempo perdido con un poco de formación, mayores son los descubrimientos que vas haciendo a tu alrededor, desoladores los más. Lo que creías que era sólido, al menos formando escuadra contigo, se cae de repente como las bambalinas viejas y apolilladas de un teatro cerrado. Y te deja estornudando, cubierto de polvo. Cae un bastión que creías sólidamente defendido, luego otro, luego los soldados uno a uno. No eran infantes sino máscaras de carnaval, escondiendo la sonrisa de la calva parca. A medida que los propios ojos se van abriendo algo más, a medida que van cayendo las telarañas que los cegaban, el mundo se va desmoronando y constatamos hasta qué punto la descristianización es cuasi completa. Como en una ciudad bombardeada queda una fachada carcomida, maltratada, pero detrás no hay nada. El edificio se ha hundido y la gran nube de polvo levantada por el derrumbe, que nos impedía verlo, se está deshaciendo, cayendo al suelo como un velo viejo. ¿Cuánto tardará en desplomarse la fachada? 
Mira Doroteo, no es que estemos al borde del abismo, es que hace tiempo que hemos caído dentro. Pero la mayoría no se ha enterado de ello y sigue como si tal cosa, jugando con las cartas del nuevo juego que le han ido repartiendo, convencida de que sigue jugando al antiguo. Van los domingos a jugar con las formas del culto viejo que para el resto de la semana no significa nada, no determina nada. El resto de la semana se juega con eso que llaman los valores que nos hemos dado, eso que se dice que todos compartimos y que no se sabe que es. Todos es autorreferencial y onanista. Otros tienen las manos extendidas como para que alguien tire de ellos y les saque del pozo, pero resulta que estamos todos dentro. Hay que volver a empezarlo todo, desde cero, a brazo partido. Que fastidio, oyes, me decía el otro día, sarcástica, una del público. Una tiorra deslenguada, tapona y agresiva, que dice que soy un cenizo. La tuve que mandar a paseo diciéndole que la buscaban en el pinar para encontrar trufas… ¡Se cogió un rebote de tres pares de narices! Cuando quiso sacudirme yo ya me había esfumado.


La humorada final suavizaba el recuerdo de la conversación que Doroteo rumiaba meditabundo y le impedía decidirse. ¿Fumada larga o corta? Si Bergamota va a ponerse transcendente tal vez sea mejor abreviar. Pero si nos da por la risa sería una pena quedarse corto. Vamos a por un 8-9-8 que puede dar de sí en ambas situaciones.
***









miércoles, 11 de julio de 2018

Apuntaciones sueltas II. Dietario del gran polígrafo. C. de Liposthey.


 Junio de ****.- Iba andando por el poligó. Al pasar un coche cerca de mí, me grita el pasajero, ¡eh puto gordo! Luego se oye una carcajada grosera, estridente, ventruda. Yo me indigno, utilizo la expresión ¡como se atreve!, rabio y tasco el freno. Con una inspiración repentina me agacho y agarro a todo agarrar una gran canto y lo lanzo con violencia y rapidez. Con hábil puntería le arreo en todo el melón al de la risa boba que ahora se lamenta de haberse arrimado a paquidermo tan agresivo.


Seto nevado. Colección particular.

martes, 10 de julio de 2018

Apuntaciones sueltas. Nuevamente agradecemos la paciente contribución de C. de Liposthey.


Calvino de Liposthey considera que, pese a su crudeza, los apuntes del dietario del Gran Polígrafo pueden tener cierto interés. Corresponden a la época sombría en que, lejos de Nava, el gran Bergamota sufría los rigores de ser empleado por cuenta ajena. Las entradas del dietario de aquella época cuentan con el atractivo de una cierta frescura y espontaneidad, propia del apunte trasladado al papel para que no se olvide la impresión de un momento.
Conviene recordar que el Gran Polígrafo consideraba aquella época como una experiencia personal desoladora en su mayor parte. Coincidía en eso tanto con Hayek cuando afirma que una sociedad de asalariados no puede constituir una sociedad de hombres libres, como con el Tradicionalismo al que se unió en Nava y sus críticas al capitalismo financiero de grandes multinacionales. Curiosamente, en el mismo sentido iba Ramiro Ledesma cuando en su Discurso a las Juventudes de España se refiere varias veces al asalariado como perteneciente al más bajo de los estratos de la sociedad: “Si las juventudes angustiadas y sensibles a las desgracias de España emprenden una acción enérgica en pro de su fortaleza y liberación, tienen que buscar con más insistencia que otros los apoyos y colaboraciones de una parte —lo más amplia que puedan— de la clase obrera, de los asalariados, de los pequeños agricultores y, en fin, de esa masa general de españoles en constante y difícil lucha con la vida.” Y el tío, más adelante remata: “(…) Y más aún, no se trata sólo de asalariados, de proletarios. El paro amenaza hoy asimismo a zonas inmensas, pertenecientes a las clases medias, y se agudiza cada día con caracteres más graves en las juventudes.” Obsérvese como asocia asalariado y proletario y de alguna manera lo considera como no perteneciente a las clases medias. En fin. Así es la vida.

Calvino de Liposthey nos facilita un primer apunte del famoso dietario. Esperamos que la cosecha sea abundante y vengan más.

Finales de junio de ****.- Subiendo las escaleras me cruzo con Pepita que es el bombón de por aquí y además actúa como tal. Podría incluso decirse que lo que la convierte en el bombón de por aquí es más la actitud, la actuación, que la propia condición física, que tampoco es que esté mal. Baja las escaleras con una falda más que mini, camiseta tensa y el pie al aire, al cruzarnos suelta como una risilla-gemido y al tiempo se muerde el labio inferior con los ojos disparados. La primavera trastorna al personal, es evidente. Y da que pensar sobre esa parte de nuestra personalidad que casi siempre pasamos por alto, más cercana de la naturaleza primera, bruta, que racional. Pepita que bajaba por las escaleras estaba en ese momento más cerca de la planta tropical, del felino, que de la ciudadana urbanita pagadora de impuestos. Hemos escapado con vida, que no es poco.

La FAUNA.


jueves, 24 de agosto de 2017

Algunos antecedentes reaccionarios (información cedida generosamente por C. de L.)


Todos tenían de alguna forma relación con el antiguo régimen porque en la memoria de sus familias todavía perduraban recuerdos de aquél tiempo o de los que enseguida le sucedieron: historias, objetos, una pintura, algún mueble. Por supuesto una relación que no podía ser sino lejana, por el tiempo transcurrido desde su fin, hecha de evocaciones. Solo Doroteo tenía además vinculación actual e inmediata por inmobiliaria, pues seguía habitando el palacio de sus antepasados en Nava, sin haber caído en el arroyo fangoso de la mesocrática y apretada propiedad horizontal. El edificio con su fachada imponente de siete balcones, su escalera monumental, la sucesión de salones, el archivo, la biblioteca, la sala azul, la de música, el salón de fumar y el gabinete era el testigo mudo de un mundo desaparecido y que nadie, una vez muerto el abate Talleyrand, podía echar de menos sinceramente, pues ninguno lo había conocido. Los Bergamota eran de prosapia antigua -se conocía a un maestre de campo de un tercio viejo, Rodrigo de Bergamota-; en la familia de Tato se mezclaban gente industriosa del estado llano con una rama más encumbrada que había dado notables eclesiásticos. Un canónigo de Nava había estado largos años ocupando funciones destacadas en la Curia romana en los tiempos reaccionarios de Gregorio XVI y de las condenas al espíritu moderno y al pecaminoso liberalismo. Condenas que Tato, por una suerte de tradición familiar, por devoción a su lejano tío, sostenía aún hoy, en las tertulias de Nava, contra viento y marea. Tato, además, seguía siendo agricultor lo que suponía hundir raíces muy lejos en el tiempo. El amigo Liposthey era otro asunto. También con hondas raíces en el pasado que le ligaban a las atrocidades hugonotas practicadas en el Mediodía francés. De familia protestante, un antepasado bravucón y fanático había cabalgado junto con el feroz Montbrun, a las órdenes del baron de los Adrets, contra las tropas dirigidas por Blaise de Monluc, participando sañudamente en las mil perrerías, canalladas y atrocidades que se cometieron en aquellas guerras civiles que asolaron Francia. Calvino había llegado a España un poco por casualidad, por los azares del rastreo de los papeles en los archivos que le había llevado hasta Simancas, naturalmente, y de ahí, al conocer al gran Bergamota, a Nava. De la condesa no hará falta que demos explicaciones.

Todos ellos eran conscientes de que el pasado pasado es, si bien por azares de la fortuna y del destino habían de alguna manera escapado al insano ajetreo de la vida moderna y eran capaces de gustar de lo que el gran Bergamota designaba como el tempo lento. Sabían dar una vuelta a paso de canónigo. Todos habían podido vivir, de alguna forma y hasta un cierto punto, al margen. Al menos respecto de ciertas cosas. Sólo el eximio polígrafo había sufrido en sus propias carnes los horrores y la servidumbre del trabajo por cuenta ajena.

miércoles, 5 de julio de 2017

Al hilo... entre resumen y caricatura.


Al hilo de un excelente artículo de A. Delgado Gal para Revista de Libros. La diferencia entre medir el mérito de la obra por la excelencia de la ejecución o por las intenciones del artista. Esto último, el arte moderno, es lo que da pie a todos los fraudes, sobre todo al fraude que consiste en atracar el presupuesto público en forma de vindicación de la cultura e instalación en su pesebre de dinero público –ese que según una ministra socialista no es de nadie- sustraído a los menesterosos ciudadanos. El arte moderno, más que creador, destructor, a la búsqueda de vestigios culturales tergiversables. Es decir, de los que reírse, mofarse, a los que denigrar y parasitar. Todo ello mediante un ultraje de formas aparatosas. Denigración del estilo.  De lo que no vale nada, el urinario fabricado en serie, por arte de magia, mediante encantamiento gnóstico, que sólo dicen entender unos pocos, se saca la piedra filosofal, es decir, la pasta gansa.

Siguiendo a Duchamp, el gran jeta que todavía se debe estar riendo, la obra es lo que el espectador quiera, y a la vez, es arte lo que el creador decida, aquello a lo que bautice con esa palabra mágica. Los profesionales del arte, los que deciden que es arte porque poseen el lenguaje secreto –los tejedores del cuento- crean el sistema del arte, manantial de dinero público, que proviene de las instituciones. Y hoy ya es la institución pública, en definitiva, el funcionario, quien decide lo que es arte. El público ha desaparecido, ya no es necesario. Si se queja, se le contestará que es ignorante, anticuado, cateto, deplorable… Finalmente se produce la desaparición del autor, puesto que logra financiación no con la obra hecha, sino con un proyecto de obra cuyo contenido le dictará realmente el administrador cultural. El viento mece los árboles, despacio, como si cargado de calor les costara girar, cae la tarde, con una luz todavía dorada y densa, que no da tregua.

Genaro García Mingo
(en exclusiva para el Heraldo de Nava y para
Cepogordo.)

jueves, 9 de marzo de 2017

Vivir en Nava

Para que vamos a negarlo, vivir en Nava de Goliardos es una fuente constante de estímulos. Hace días que las mimosas han florecido anunciando la primavera. Pero sólo hoy han comenzado a soltar el embriagador perfume de sus flores, que atrae y marea a una tiempo, llenando las narices del paseante que instintivamente se despoja del abrigo y lo lleva bajo el brazo. Mimosas o tal vez la variedad de acacias que tanto se les parecen. Habría que contar los peristilos de las flores y oiga, no está uno para mancharse los dedos esta tarde. La mimosa no es otra que el aromo de las canciones de Atahualpa, las cantadas por Cafrune ya saben: …unos aromos en flor… La mimosa resulta que es australiana. Quien lo iba a decir. Los durillos parece que van más despacio, asoman las flores, pero todavía de un color pardo, esperamos a verlas blancas dentro de poco. Quiso Lentini Spotti invitarnos a una infusión de flores de durillo, pero no picamos. El durillo tiene como todas las plantas muchos nombres, un poco a la manera de Nava de Goliardos que es a veces Puebla de lo mismo. Nos gusta que pueda llamarse laurentina, o laurentino (¡que adecuado para los tiempos que corren!), durazno, laurel salvaje, laurel de los poetas. Hay otros nombre que nos gustan menos asi que no los mentamos. Pues yo tuve una perra que se llamaba Laurentina mire usted. Calle hombre, no siga por ese camino.

Como Mimosa y Durillo se conoce también a cierta parejita de Nava, que es escandalosa y se enciende con la primavera, a la sombra del durillo, al olor de los aromos en flor.

Pregunta Tato si ya es tiempo de declarar inaugurada la temporada oficial de musleo contemporáneo. La conclusión es que todavía es pronto, un poco de paciencia. Tiene que haber días grandiosos, no hay que exaltarse tan pronto, al primer atisbo, al primer gesto. Todo a su tiempo.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Crónica pueblerina, descafeinada, a propósito de un diálogo.


El diálogo que luego se transcribe tenía lugar hace no mucho en el Café de los Goliardos de Nava, dónde se sirven desayunos desde hora muy temprana. Desayunos de lo más variados:

Desde luego podrá usted pedir un café con leche, en taza grande o pequeña, vaso de vidrio grueso o taza de porcelana fina (depende del morrico de cada cual como dice el amigo maño de Sanglier), largo o corto, con leche fría, caliente o templada, de verdad o descafeinado y en este último caso, de máquina o de sobre. Por cierto que la máquina para preparar el café es de la más excelente calidad. También le servirán si lo pide, y con mucho esmero, café sólo. Con su espumilla clara agarrada a las paredes de la taza, el aroma sutil y profundo, el punto de amargor necesario. No necesitará azúcar. Por cierto que el grano de café que se muele para preparar el café es también de la más excelente calidad.

Y si le pide a Quintín, el camarero, que le sirva mariconadas extranjeras (ristretto, machiatto, americano, luongo ma non troppo…) pondrá cara de resignación, pero le dará satisfacción, comentando la jugada con una frase: vamos un café sólo de toda la vida, hay que fastidiarse, menudo pedazo de gil… La última parte la dirá mascullada, entre dientes, de manera que usted, cliente pedorro y maricuelo, no la entenderá. Qintín no es que sea hipócrita y ponga verde a los que se lo merecen por lo bajini. Hipócrita no, pero tonto tampoco. Es ágil para su edad y si le calientan salta la barra de una vez y le cae a trompazos al impertinente contestatario que se le ponga farruco. Dice que eso le hace perder tiempo y que si al pelagatos le da por sangrar por la nariz de la trompada se le puede manchar la chaqueta blanca del uniforme que lleva siempre impoluta. Así que mejor tener paciencia y desahogarse con un murmullo.

En el Café de los Goliardos se sirve también un excelente chocolate, tan espeso como debe. Y los churros, o las porras (según le vaya al morrico de cada cual como dice el amigo maño de Sanglier), son excelentes, servidas por la muy antigua, muy noble y muy leal churrería de Nava de Goliardos.

¿Qué si Nava es un nido de violencia reaccionaria? ¿Lo dice porque Quintín salte la barra de vez en cuando? Pues sí que es usted finolis. Vamos a ver, la barra no hace falta saltarla cuando la gente es educada y se limita a dar los buenos días y a pedir un café con leche, largo de café, en taza de porcelana de la China con dibujos florales (¿le vale de Sajonia que estamos fregando la china?), y una ración de churros, servidos enteros en plato llano aparte. Ningún problema, marchando. ¿Y un dedal de Magno no le apetece, para aclarar? Pues venga.

Muchos clientes habituales del Café de los Goliardos tienen su propia vajilla para desayunar. Doroteo un juego de café de porcelana de Meisen, Tato desayuna en Sargadelos y Bergamota es poseedor de un juego para chocolate del Buen Retiro, una joya que Quintín cuida con esmero. Ahora, si empezamos preguntando que si tiene leche de soja y zumo de maracuyá, pues eso no es faltar pero casi, es ir con el dedillo tenso buscando un ojo para meterle hasta la tercera falange. Y luego las quejas, que si la tortilla de patata no tendrá cebolla, que si el jamón tendrá denominación de origen y oiga ¡a mí me gusta desayunar cereales con pasas y pipas de centeno! Pues oiga usted ahora caballero: ¡Eso que usted pide aquí no se sirve! Y desde ese momento puede pasar cualquier cosa. Y no pida té, que esto no es Rusia. También es verdad que dos veces al año Quintín salta la barra y sacude (sólo un poco) porque sí, automática y aleatoriamente, le toque a quien le toque. Eso ya es un poco desconcertante y hay que darle una vuelta al asunto y ver como se cuece.


Vamos al diálogo. Es transcripción del gran Bergamota que estaba en la mesa de al lado, desayunando con el periódico local, y pegó la oreja, sin poder evitarlo. No se dice en la transcripción quien hablaba, pero cualquiera se lo puede imaginar. Por cierto el periódico que leía Bergamota con el desayuno era La Voz de Nava, vicedecano de la prensa local, unos meses más joven que La Nava Moderna, decano señero y tronador, propiedad de Doroteo. 

 
- Mi zapato preferido es la chinela.
- ¿Oiga pero que declaración es esa? ¡Yo no le he preguntado nada!
- Puesta en pie femenino oiga, ¡que está usted pensando!
- No, yo nada, pero como están los tiempos como están…
- Dice el diccionario que chinela viene del italiano pianella… ¡Que quiere que le diga! Es el zapatito de casa que cuelga de los dedos regordetes del pequeño pie de la Olimpia de Manet.
- ¡Pero bueno! ¡Que se la van los ojos al cielo! Contrólese un poco.
- Uno tiene sus debilidades, sí señor. La chinela juega al escondite, es cerrada pero está suelta, tapa y esconde, pero permite asomarse. Todo lo que hace que el cuadro sea profundamente escandaloso es la presencia de la juguetona chinela, verdaderamente obscena. Es lógico que en su día provocara ese terrible revuelo. El público de entonces captó el asunto perfectamente, supo mirar el cuadro y tuvo ante la pintura una reacción. La pintura no se había convertido todavía en cromo.
- Desde luego tiene usted unas cosas… ¡Debilidades de una naturaleza morbosa! ¡Y las cuenta tan fresco!
- Por supuesto, en esta época de descarado y grosero exhibicionismo yo exhibo como el que más. Yo soy al fin y al cabo un hombre de mi tiempo. Verá usted, yo estoy escribiendo una tesis sobre el pie femenino y el siglo XIX, partiendo de la literatura de Pepe Queiroz…
- ¿El de los mostachos?
- Ese.

Por cierto, el Café de los Goliardos tiene una colección de loza y porcelana expuesta en bonitas vitrinas de marquetería de limoncillo que quita el hipo: China Ming, Sajonia, Meisen, Sevres, Cartuja, Pasajes, Buen Retiro, Talavera, Manises, auténtica Capodimonte napolitana, Wegdwood, royal Albert, en fin, para que les cuento. Pásense un día y lo ven, que merece la pena. Y se toman un café al gusto, que para eso está Quintín, para dar emoción a la vida.

miércoles, 20 de julio de 2016

El Zuavo fuma en pipa.


Gran parte de lo que sabemos de las andanzas del Gran Polígrafo se debe a los trabajos, ímprobos y discretos, llevados a cabo por Calvino de Liposthey. También es sabido que, entre el gran Alcides Bergamota y el propio Calvino, existe una sólida y honrada amistad, que de alguna manera ha puesto cierto coto a las investigaciones del biógrafo. Bergamota no ha transigido nunca con la publicación de su imagen y Calvino de Liposthey ha cumplido fielmente con esa condición que le permite, a cambio, seguir espigando en el inmenso archivo bergamotiano, depositado como se sabe en casa de Doroteo, en Nava de Goliardos. Allí ocupa parte de un cuarto grande del ala este de la casa. Ya se imaginan que en una choza no vive Doroteo. Pero a lo que íbamos.

 

Si del personaje principal no contamos sino con algún vago principio de retrato realizado a hurtadillas con un lápiz mordido, obra de admiradores torpes, sin embargo, de los otros personajes vinculados a Nava y a la egregia figura tenemos alguna cosilla. Van llegando a manos de Calvino de Liposthey lo que se supone deberían ser retratos de varios de los personajes principales del pequeño círculo y aledaños. Nosotros, haciendo gala de una recomendable prudencia, dudamos, en varios casos, de la autenticidad de estas identificaciones, ya sean retratos artísticos o fotografías, que por el contrario creemos que contribuyen sobre todo a mantener el juego del despiste, la gallina ciega y el escondite que practican sin cesar los habitantes de Nava, por aquello del ¡déjeme usted en paz! ¡oiga!

 

Con todas las salvedades y reticencias damos hoy un par de muestras del material que nos ha llegado. El primero, de mediocre ejecución, nos lo quieren meter de matute como retrato de Tato, cosa del todo imposible si recuerdan ustedes quien es y cómo es Tato. Nos han pedido hasta precio. Hemos contestado que nos lo quedamos por cuatro buenos palos que nos dejen dar a su autor.

Con la segunda muestra entraríamos ya en el terreno de la fotografía, tan cercano a las exhibiciones obscenas, al espionaje, ariete para el asalto a la intimidad y burla a la civilización. Un invento nefasto. Las que nos llegan aseguran que son tomadas a Cambises García Lardón, alias el Zuavo, aprovechando un descuido mientras visitaba una exposición y estaba reconcentrado. A todas luces se han utilizado artimañas de toda clase: cámaras ocultas, teleobjetivos y demás espantos. En este caso, debemos rendirnos a la evidencia de que puede existir cierta verosimilitud en las fotografías, y es posible, por algunos detalles que sólo el ojo entrenado del observador más experto podrá captar, que se trate de El Zuavo. Sin ánimo de convertir esto en una revista de cotilleos, si nos llega material adicional, les iremos informando.



La primera. Supuesto retrato de Tato (improbable):




A continuación El Zuavo en la exposición (más probable acierto):




Y al final, de regalo, unos que se habían colado en la exposición, haciéndose los entendidos: