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jueves, 9 de junio de 2016

ENCUENTROS EN UNA NOCHE DE PRIMAVERA...EN LA PRE-CAMPAÑA ELECTORAL

Con las últimas luces de la tarde la carretera, oscura y cálida, se perdía entre las sombras de los campos de cereal preñados de mieses cimbreantes. A lo lejos apenas se adivinaban las sombras de las encinas gigantes, mudas y solitarias damas de la meseta que dan cobijo a las aves y alimento a las amables bestias de la meseta.
 
Fermín Antero conducía distraído escuchando un viejo cd algo rayado que de cuando en cuando daba un salto dejando en suspenso el bolero como si María Dolores Pradera estuviera aquejada de una tartamudez repentina.
 
 
Fermín cargaba con treinta años de experiencia como veterinario. Cada jornada viajaba de pueblo en pueblo, de finca en finca, de corral en corral, sanando a sus queridos animales como una versión moderna del Dr. Dolittle. 
 
 
Aquella noche conducía como un autómata, conocía la carretera de memoria y dejaba vagar su mente al ritmo de los boleros sincopados. 
 
 
Esa tarde el parto difícil de una yegua lo había retrasado y ansiaba llegar a su casa para darse una ducha y cenar algo antes de caer rendido. 
 
 
En su región, las noches de junio el cielo alcanzaba una tonalidad azul obscuro. En pocos minutos el manto de estrellas se extendería hasta el infinito. De no estar tan cansado le hubiera gustado parar el coche en el arcén y poder dedicar un rato a localizar las estrellas y sus constelaciones.
 
El cd se detuvo al terminar la última canción justo cuando el coche llegaba a lo alto de un cerrillo a poco menos de diez kilómetros del pueblo. En ese preciso instante Fermín se vio envuelto por una luz anaranjada. Al principio creyó que algún camión o vehículo pesado estaba tratando de adelantarle y lo enfocaba con las luces largas, tras verificar que estaba sólo en la carretera se dio cuenta de que la luz que envolvía su coche tomaba una forma esférica y que la tonalidad iba tornando del amarillo pálido al naranja intenso con un ritmo pausado semejante a la respiración de un animal dormido.

Fermín trató de acelerar para apartarse de la luz pero el vehículo no respondía, ni los pedales ni la caja de cambios obedecían, aferrado al volante trataba de comprender que sucedía al tiempo que el coche se detenía y el motor se paraba.

Fermín abrió la puerta. El coche estaba envuelto por una nube anaranjada. Silencio absoluto. Fermín comenzó a escuchar en su cerebro un leve susurro que iba tornándose en una voz más y más audible que se dirigía a el con un tono amable que se expresaba en un correcto español con una ligera inflexión que fue incapaz de identificar.

La voz le decía que no debía tener miedo, que debía relajarse y disfrutar de la experiencia. El era un elegido, uno de los pocos hombres en el mundo que iba a tener la oportunidad de conocer misterios que largo tiempo habían atormentado el alma humana. A medida que escuchaba las palabras que la seductora voz iba trasladando a su cerebro Fermín comenzó a sentir como su cuerpo iba perdiendo peso, poco a poco se encontró flotando sobre el asfalto y unos instantes después se elevaba hacia arriba en dirección al foco del que emanaba el torrente de luz anaranjada.

Transcurrieron varias horas. Más tarde, al tratar de recordar los detalles durante su deposición ante el cabo primero de la Guardia Civil se sentía incapaz de precisar cuanto tiempo estuvo sumido en un sueño del que apenas podía rescatar imágenes inconexas. En su declaración explico como tras elevarse hasta el centro de la luz vio unas figuras alargadas que lo esperaban con los brazos abiertos. De su rostro sólo recordaba hermosas sonrisas. Se sentía acogido como si aquellos seres fuera sus auténtica familia que lo recibían en su casa después de una larga ausencia.

Regresó a su casa con las primeras luces de la mañana.
Aparcó el coche y entró en la casa. Se sentía agotado y eufórico al tiempo. Se ducho y cambió de ropa. No podía dormir. Decidió desayunar frente al televisor, algo que nunca hacía. Mientras apuraba su segunda taza de café en la pantalla apareció un grupo de hombres y mujeres de aspecto desaliñado que arropaban a un ser flaco y algo cheposo que agitaba las manos por encima de su pelo lacio rematado en una larga cola de caballo.
Entonces, la imagen de la pantalla tomó un color diferente, alrededor de aquellas figuras se veía claramente un halo negro con destellos amarillos, de repente comenzó a recordar las palabras de la voz y lo que le habían dicho los seres de la figura alargada y la sonrisa amable; "de los confines de la quinta dimensión más allá de las galaxias conocidas han llegado unos enemigos de la humanidad, han adoptado vuestra forma y a los ojos de los hombres parecen seres normales, no os dejéis confundir, son una raza alienígena que ha venido a colonizar vuestra tierra, estar atentos, sus señas de identidad son la falsa amabilidad, la modestia pedante, la aparente defensa del débil y el amor por lo desordenado, feo y triste". A medida que escuchaba las palabras del orador gesticulante, Fermín fue reconociendo una a una las señas de identidad y ante sus ojos las figuras aparentemente humanas se fueron tornando en unos seres indescriptibles; enanos, obscuros, filiformes, de bocas desdentadas y ojos vacíos.

Unos días después, Fermín Antero descansaba en una cama del ala de psiquiatría del Hospital Provincial. El doctor Galeano hablaba en el pasillo con Benedicta, la hermana de Fermín.

-¿Es grave doctor? ¿Se recuperará? No me mienta por favor, soy fuerte y prefiero conocer la verdad...

Galeano no sabía bien que decirle, Fermín Antero presentaba un cuadro alucinatorio como nunca antes había diagnosticado...

-No se preocupe señorita, su hermano con tiempo y medicación podrá recuperarse, al menos eso espero. De todos modos necesito estudiar a fondo su caso, cuando lo ingresaron llevaba día y medio viendo en la televisión las intervenciones de la pre-campaña electoral y eso es abusar demasiado de los nervios de uno, hágase cargo.... 

lunes, 21 de julio de 2014

UFOLOGIAS V

(En algún punto del espacio en la autopista orbital entre la tierra y la luna, dentro de unos años, no muchos, en fin, pronto pero no sabemos cuando...)

Se escucha una voz masculina, bien modulada pero distorsionada por su emisión a través de un radiofaro cósmico:

- Sevilla, tenemos un problema.
- Selenita IV,repita, no le escuchamos bien.
- Sevilla, tenemos un problema.
- Selenita IV ,repita
- Sevilla, aquí Selenita IV¿me reciben?
- No, no le escuchamos bien, repita por favor...

Manolo Bormujos, el tripulante de Selenita IV comienza a cabrearse. 

Le gustaría encenderse un pitillo y beberse una Cruzcampo bien fresquita, pero claro, no dispone ni de lo uno ni de lo otro. 

La Agencia Espacial Andaluza anda corta de presupuesto tras unos recientes escandalitos de nada y lo ha enviado camino de la luna con una caja de polvorones de Estepa, dos bricks de gazpacho (a punto de caducar) y un CD del coro Orgullo de Triana, sin darse cuenta que la nave no hay reproductor de discos. 

Manolo, que es un tipo muy sentío, ha aportado a la dotación de la nave una vieja portada de Interviú de Maria José Cantudo y una postal que le mandó su tía Elvira desde Bollullos de la Mitación dónde se aprecia una vista de la Ermita de Nuestra Señora de Cuatrovitas con su palmera y su alminar. Muy sentío, les he dicho, y muy suyo...

Manolo inspira, cierra los ojos, trata de repetir los ejercicios de relajación que le enseñaron en el cursillo de preparación de cosmonautas de la AEA (Agencia Espacial Andaluza) pero no puede. Es incapaz. Cuando cierra los ojos sólo puede pensar en las playas de Tarifa o en los senos respingones de Paquita Conde, su novia, una trianera de armas tomar con un tipo, unos ojos... unas facultades...¡que facultades! 
Desecha ambos pensamientos, se concentra en el punto negro. Finalmente, logra sobreponerse y oprime el conmutador del interfono:

-Sevilla, aquí Selenita IV, ¿me reciben?

-Ahora si, responde la voz , diga ¿que sucede?

-Sevilla, les habla Manolo Bormujos, tripulante de la cosmonave Selenita IV.

-Le escuchamos.

-Creo que he perdido parte del motor de propulsión...

Se escucha un chasquido, parece que la comunicación se ha interrumpido, de repente se escucha, alto y claro el soniquete martilleante de la cobla Sal i Pebre, famosísima composición del honorable Ricard Viladesau i Caner...

Manolo Bormujos que no tiene ni idea de lo que está escuchando cree por un momento que los Portugueses han invadido Andalucía...pero sale de dudas cuando escucha una voz gangosa que se sobrepone al pitido del flabiol:

Escolti, escolti...! Aqui l'Agència Catalana de Relacions Interplanetàries. Saludem als nostres germans de la lluna i els oferim la cooperació cultural i científica de la República Independent de Catalunya lliure.

¡Cojones! piensa Manolo, una interferencia de la estación de Viladecans. Oprime el conmutador y habla:

-A ver, Viladecans, aquí el Selenita IV, ruego salgan de esta frecuencia, estoy tratando de contactar con nuestra base de Sevilla.

El soniquete de la cobla vuelve a escucharse, pero esta vez suena La Santa Espina...nuevamente la voz gangosa se apodera de las ondas:

-Entusiastes salutacions als nostres amics de la lluna, preguem no tallin la comunicació ja que anem a posar-los en contacte directe amb el Molt Honorable Doctor Jaume Puig i Colló de Sangler, director de l'Agència Catalana de Relacions Interplanetàries...

Y dale, piensa Manolo, estos bestias se creen que soy un selenita...en fin a ver si me escuchan y salen de la frecuencia...Oprime de nuevo el conmutador.

-A ver, Viladecans ¿me oye?

El jefe de la estación de seguimiento de Viladecans Oleguer Rusiñol, escucha atónito y no puede dejar de llamar a su lado a su compañera...

¡Collons, que bé parla el selenita el castellà!  es nota fins on va arribar el imperialsmo opressor ... sent Meritxell, escolta que el selenita parla castellà, que fort ...

Manolo Bormujos comienza a perder la paciencia. Su motor  de propulsión se ha ido p'al carajo al haber sido alcanzado por un pieza de una cosmonave soviética achatarrada...

-Viladecans ¿me oyen? Soy Manolo Bormujos, tripulante de Selenita IV, les ruego abandonen esta frecuencia, estoy en una situación de emergencia..

Oleguer Rusiñol, que mientras tanto ha llamado a su jefe y a la plana mayor de la estación de seguimiento, se gusta en la faena y responde con tono patriótico para que le escuche bien su jefe que le debe cuatro mensualidades:

- Selenita, aqui Viladecans, si us plau confirmi que són quatre tripulants selenites i que volen establir relacions amb la República Independent de Catalunya Lliure

-¡Que no leche! ¡Que les estoy diciendo que soy Manolo Bormujos y que dejen las ondas libres que estoy intentando contactar con Sevilla!

Al escuchar estas palabras a través de los auriculares, Oleguer Rusiñol, presa del nerviosismo producido por la atención de la plana mayor de la Agencia y por tener a su compañera Mertixell tan cerca de su mejilla izquierda que puede, incluso, apreciar el agradable aroma de su perfume, se hace un lío y dirigiéndose a la audiencia que le rodea, dice:

-El selenita no només parla castellà sinó que diu que és del Sevilla ...

Su jefe, el Muy Honorable Jaume Puig, al escuchar las palabras de Rusiñol comenta:

-Osti que fort, el primer alienigena amb què vam contactar i en comptes de ser del Barça o del Madrid va i ens diu que s'ha fet del Sevilla ... com s'assabentin a la Conselleria d'Esports demanen meu cap ... A veure Rusiñol, cal fer el que sigui perquè accepti fer-se soci d'honor del Barça i ser rebut amb la seva nau al Nou Camp per fer la sacada d'honor, si és possible el dia de la commemoració de la independicencia ..

Rusiñol, histérico, se encara ante el micrfóno y con la voz más melíflua que le es posible dice:

-Senyor selenita, comprenem la seva estima pel Sevilla Futbol Club però ens agradaria que considerés la possibilitat d'acceptar el nomenament com a soci d'honor del Futbol Club Barcelona i venir al nostre gloriós Nou Camp a recollir el carnet i fer la sacada d'honor en companyia de nostre molt honorable president...

Manolo Bormujos que antes de hacerse cosmonauta tuvo una novia de Centelles, ha entendido todas las memeces de Ruiseñol y está a punto de que le dé un ataque...¿Que hacer? El motor no funciona, la nave está cayendo rápidamente y en pocos minutos habrá alcanzado la exosfera...sin motor de propulsión no hay forma de frenar...

Se concentra, ya no se acuerda de la playa ni de Paquita ni de nada...está acojonado, para qué negarlo, trata de sobreponerse...al final se le ocurre una idea, descabellada, pero idea al fin y al cabo... Oprime el conmutador y habla con voz clara:

- Viladecans, aquí el selenita. Ante su amable oferta estoy dispuesto a aceptar el honor que me dispensan, siempre y cuando me permitan visitar en unas dos horas sus instalaciones..

Rusiñol no puede creer lo que ha oído, como un autómata transmite a la audiencia:

-El selenita, que diu que si, que vol venir en dues hores ...

El Muy Honorable Jaume Puig i Colló de Sangler se mesa la barba. Venir a sí, de improviso, sin tiempo de convocar a la prensa y a la televisión, sin discurso preparado, y además...el President que está de viaje de estado en China...

-Rusiñol digues-li al selenita que ens doni una mica més de temps, que en dues hores no podem rebre com es mereix, que miri a veure si li ve bé en cosa d'un mes o així..

Rusiñol se pone al micrófono:

- Senyor selenita, el molt honorable president de l'agència li prega consideri alguna data que li resulti convenient en un mes o així...

Manolo suda como un chino picando piedra en el ferrocarril del Pacífico...¡un mes! ¡estos tíos están locos!...en cinco minutos he atravesado la termosfera... presiona el conmutador

- A ver Viladecans, aquí el selenita...

Silencio, no se escucha nada, ni tan siquiera el soniquete de la cobla...Manolo se ha quedado sólo...la nave desciende con rapidez, observa su posición, la programación ha sido ajustada para que la nave americe en la bahía de Cádiz...pero claro la empresa contratada para efectuarla era del cuñado de un consejero y el presupuesto...en fin...que según sus rápidos cálculos la nave va a caer sobre el desierto del Sáhara...En un instante recuerda las interminables sesiones de entrenamiento, de algún modo puede alterar las coordenadas del punto de aterrizaje...extrae el manual, manipula los ajustes, busca las coordenadas de Viladecans, fija el rumbo, aprieta el botón de confirmación, la nave comienza a agitarse violentamente, Selenita IV ha entrado en la mesoesfera...su último pensamiento antes de desmayarse es para Viladecans, sonríe y aún tiene tiempo de pronunciar un "iros a la mierda..."

Dos días después los periódicos de Barcelona continúan informando:

L'ESTACIÓ DE SEGUIMENT DE VILADECANS REDUÏDA A CENDRES DESPRÉS D'UN ATAC D'UNA NAU EXTRATERRESTRE

L'ACCIÓ CRIMINAL DE MADRID 
AL DESCOBERT
Se sospita que l'anomenat atac extraterrestre a l'estació de seguiment de Viladecans no és sinó una operació encoberta del govern de Madrid per frenar els indescriptibles avenços obtinguts per l'Agència Catalana de l'Espai Lliure.

Por su parte, en Sevilla continúa el rastreo de la nave Selenita IV  y en la AEA se plantean la posibilidad de solicitar ayuda a la NASA para enviar una misión conjunta de socorro.

Mientras todo esto sucede, en Bollullos de la Mitación la tía Elvira anda atareada preparando galletas de miel y canela para cuando regrese Manolito y hasta le ha comprado una botella de cazalla para que se tomen juntos una copita a la sombra de la palmera. 

Paquita por su parte se siente sola, abandonada, a veces mira al cielo y piensa en Manolo ¡a quién se le ocurre subirse a un sitio tan alto!...pero de tanto mirar hacia arriba se le ha quedado un pequeño tic que parece un guiño pícaro, y claro Paquita tiene unos ojos negros tan bonitos, y unas pestañas largas que se agitan con el tic y fue cosa de pura casualidad que la última tarde que miró hacia el cielo pasara por allí Antonio, el hijo del pastelero, ese chico tan fuertote que hace remo en el Guadalquivir y Paquita, pues nada, que mira mucho arriba pero ¡que diantres! la tierra está aquí abajo, y se siente sola, y en las tardes de primavera la ribera del río es un sitio muy agradable para pasear del brazo de un chico fuerte y simpático...

domingo, 20 de julio de 2014

UFOLOGIAS IV

Despacho del director del Museo, últimas horas de la tarde. A través de las ventanas se adivina un París adormecido por el calor. El habitual rumor de los grandes bulevares se ha apagado. Los turistas han tomado la ciudad desparramándose por las avenidas, colapsando los accesos a los monumentos, enmierdando la estética de la ciudad con sus pantalones cortos, sus camisetas sudadas, sus chancletas que apenas protegen los pies mugrientos y calcinados.

Cuatro individuos serios, eruditos, reconocidos expertos se encuentran reunidos en torno a una mesa baja dónde descansa una bandeja con un servicio de café que nadie ha tocado. El humo se alza sobre sus cabezas. El profesor enciende su segunda pipa de la tarde, asciende una columna gris ratón que poco a poco va tornando en gris topo. El conservador no fuma, ni bebe, se rumorea que colecciona postales artísticas del diecinueve pero...rumores, en realidad colecciona material pornográfico del veinte. Por ser conservador de un museo famoso lo tienen en más estima de la que merece. El director del departamento de adquisiciones da lentas chupadas a su cigarro. No puede evitar manifestar su enfado por haber sido arrancado de su villa bretona. ¡Precisamente el día que estaba arreglando los rosales trepadores!...si no se respetan las vacaciones ¿qué puede esperarse? ¡estas urgencias resultan intolerables!...lo único bueno es estar un poco de tiempo alejado de su pegajosa mujer.

Finalmente, el director del Museo toma la palabra. Unas profundas ojeras denotan que lleva varias noches sin conciliar el sueño. Su habitual aspecto atildado ha adquirido un tinte de desaliño, la sombra de la barba encanecida, las manos de dedos largos y nudosos que no paran de juguetear con su mechero de oro y laca china, las colillas que se amontonan en el cenicero.   

- Señores, como saben la inauguración de la exposición homenaje a Durand-Ruel está prevista para la primera semana de octubre. Todo está preparado, el catálogo en máquinas, la infografía diseñada y en talleres...pues bien, me temo que ha sucedido algo que a mi juicio nos obligará a posponer la exposición e incluso a considerar su cancelación.

Las miradas de los otros tres convergen. Observan al director con estupor. Llevan más de dos año trabajando para sacar adelante la que, sin duda, va a ser la más completa y mejor exposición que jamás se haya hecho del impresionismo. Horas y horas de llamadas telefónicas, viajes, debates interminables, presiones, ruegos, inclinaciones de cuello ante ricos americanos y japoneses, fundaciones, llamadas histéricas del Ministerio...horas de tensión e ilusión...

-¿Qué ha sucedido? pregunta el profesor.

- Ha llegado a mi conocimiento una información que puede suponer, mejor dicho, que supone un vuelco total y absoluto en el conocimiento del movimiento impresionista. Todo lo escrito hasta ahora, todo lo publicado, todo lo manifestado desde 1860 hasta nuestros días debe ser revisado, enmendado, corregido de la cruz a la firma..

De nuevo las miradas se concentran en el rostro del director que continúa hablando mientras extrae una hoja de papel de una carpeta.

- Aquí tienen una carta que recibí hace tres días. Su autor no es otro que el doctor H.M. Shulz, no hace falta que les diga más. En ella me explica cómo ha llegado a su poder un informe elaborado por los nazis según el cual, tanto los principales artistas que de un modo u otro fueron encuadrados dentro del movimiento impresionista como sus mayores difusores, galeristas y críticos no eran sino meros siervos controlados por una inteligencia superior de origen extraterrestre.

El conservador suelta una carcajada histérica, el director del departamento de adquisiciones deja caer su cigarro sobre la alfombra. El profesor extiende el brazo con una agilidad impropia de su edad y arrebata la carta de manos del director. Lee con frenesí. La carta, escrita en el impecable francés académico de Shulz no deja lugar a dudas. 

- O este hombre se ha vuelto loco o realmente dispone de ese informe.

- Veamos, suponiendo que exista el informe y que llegue a la conclusión que nuestro querido director nos ha comunicado ¿qué veracidad puede tener? ¿que pruebas se aportan?

- Todas, responde el director. He tardado tres días en llamarles porque mi primera reacción fue hablar con Shulz y pedirle que me dejara leer el informe. Nos reunimos anteayer en Ginebra. Lo leí, vi las fotografías, tomé algunas notas para comparar datos. Ayer pasé toda la mañana en la Biblioteca Nacional. ¡Todo coincide! Los datos que contiene el informe resultan verosímiles.

El profesor toma la palabra con gesto serio. La voz suena quebrada, se percibe una honda preocupación.

- Con todo respeto, señor Director, creo que antes de emitir un juicio debemos de someter el citado informe a un profundo escrutinio. Shulz explica en su carta su origen de una manera vaga, habría que verificar su autenticidad, analizarlo tanto físicamente como contrastar su contenido...

- Indudablemente, responde el Director, ahora entenderán porqué la exposición queda comprometida hasta que no aclaremos éste asunto. Nuestra responsabilidad ante el mundo es enorme...

Toma la palabra el director del departamento de adquisiciones. ¿Y Shulz ha comunicado ésto a alguien más?

- No,me dijo que nosotros eramos los primeros. Si bien me dio a entender que dependiendo de nuestra reacción podía verse empujado a comunicarlo a otras personas...

- No puedo creerlo. Es algo demasiado complicado para ser cierto. Además ¿cómo es posible que cientos sino miles de especialistas que han dedicado su vida al estudio de este tema no hayan detectado nada...?

- Leyendo el informe se comprende que los datos estaban ahí pero que nadie los ha sabido interpretar correctamente. Ha faltado una visión profunda, un análisis de conjunto, una minuciosa investigación de lo que aparentemente no eran sino hechos curiosos, sucesos anecdóticos, coincidencias más o menos afortunadas..

La reunión se prolonga durante más de una hora. La noche ha caido sobre París. El director se pone en pié para encender la luz. Han decidido llamar a Shulz para que les permita el acceso al informe. El director se sienta tras de su escritorio y busca en la agenda el número del experto suizo.

Suena el timbre de un teléfono móvil. Es el del profesor. Su mujer llama desde la granja de normandía dónde pasan las vacaciones. ¿Has visto las noticias? No. Esta mañana. Pero..¿cómo es posible? Si, junto al lago..Terrible, si, inexplicable, en fin...no no llegaré hasta mañana por la noche como pronto..si, te llamaré...cuelga y poniéndose en pié con dificultad, dice:

-¡Shulz ha muerto!

-¿Qué? ¿Como ha sido?

-La noticia la han dado esta noche en el telediario. Ayer por la noche, hace menos de veinticuatro horas. Un rayo lo alcanzó cuando estaba paseando al borde del lago junto a su perro. Lo más extraño es que según ha informado la policía suiza, esa noche no hubo ninguna tormenta, ni seca ni lluvia...nada

El director, lívido, cierra la agenda y se recuesta en su sillón giratorio.

Con voz ronca se dirige a los tres que le miran fijamente.

-¡Shulz no tenía perro!...era alérgico al pelo de perro, de caballo...

En ese preciso instante se escucha un fuerte golpe y la puerta del despacho salta hecha pedazos. Unos encapuchados irrumpen y sin mediar palabra se abalanzan sobre los reunidos.

En pocos segundos han sido reducidos y narcotizados. Bajo sus capuchas negras los ojos de los asaltantes irradian una tenue luz verdosa, de halógeno matizado por el tejido del pasamontañas de combate...El que está al mando hace una llamada. 

- Neutralizado. Si, envíen a los infiltrados. 

En unos minutos, en el despacho del director del Museo vuelven a estar reunidos los cuatro personajes, su aspecto es idéntico, sus ademanes no dejan lugar a duda, sus voces no pueden ser sino las del director y sus colaboradores. 

Cuarenta y ocho horas después, el director del departamento de adquisiciones está en la cama con su mujer. Descansan el uno junto al otro después de un segundo, prolongado y extenuante acto sexual. Alix está encantada, no sabe que le ha sucedido a su marido, pero desde que regresó de París su interés hacia ella ha aumentado muy satisfactoriamente...incluso se permite ciertas libertades que en quince años de matrimonio no había experimentado... 

Al lunes siguiente en una cervecería de la plaza de la Bastilla dos habituales comentan las pocas noticias del verano. El patrón les escucha con atención mientras seca unas copas. Hablan de extrañas luces que unos turistas dicen haber visto días atrás, al parecer ascendían y caían desde el cielo hasta posarse encima del Museo. El director ha sido encuestado, puede que fuera el reflejo del láser de la torre Eiffel, alguna discoteca vete a saber...en el Museo no ha sucedido nada, todo está en orden...la exposición homenaje a Durand-Ruel será todo un éxito.

viernes, 4 de julio de 2014

UFOLOGÍAS III

No puedo recordar todos los detalles de cómo ni cuando llegué hasta aquí. Sólo puedo hablarles de "la voz". 

Escuché "la voz" por primera vez hace años, una tarde de junio apenas vencido el último rayo de sol por el abrazo de las sombras. ¡Esos cielos azul obscuro de las noches de Junio! 

Estaba leyendo en la butaca junto al balcón. En el jardín los grillos enmudecieron, las copas de los árboles se agitaron movidas por una suave brisa cálida,la  bombilla de mi lámpara de lectura parpadeó y en ese preciso instante la escuché. Era una voz profunda, sin matices de acento, sin modulación de carácter ni sexo. Era única y verdaderamente una voz profunda que parecía surgir de lo más hondo de mi ser. "La voz" me habló largo rato, yo no podía moverme ni pensar en ninguna otra cosa que las palabras que la voz iba haciendo surgir de mi interior, como si mi cuerpo se hubiera transformado en un altavoz que transmitía al dictado de un emisor desconocido, neutro, lejano al mismo tiempo que cercano y envolvente. A partir de entonces escuché "la voz" con cierta regularidad y esas comunicaciones fueron jalonando los pasos más importantes de mi vida. Conocí a mi mujer bajo el influjo de "la voz", cambié mi carrera profesional al dictado de "la voz", eduqué a mis hijos siguiendo las detalladas instrucciones de "la voz" y en todos los casos obtuve un éxito enorme; me casé  muy bien, hice fortuna y obtuve prestigio, crié a tres hijos que se han convertido en unos jóvenes sensatos y competentes.

Ayer, ¿fue ayer? volví a escuchar a "la voz". Me habló de una casa en el norte, de una casa situada al borde de un acantilado batido por las olas y el viento del mar. Me habló de una visita que no debía desatender. Subí al coche sin despedirme, conduje durante horas en dirección al norte sin prestar atención de las señales, "la voz" me guiaba con mano segura. Llegué al atardecer, la casa esta situada en lo alto de un promontorio rocoso justo en el vértice del acantilado, a sus pies el mar bate con fuerza y las gaviotas graznan volando incansables sobre las rocas. 

Han pasado horas ¿días?...Estoy en una habitación obscura, un salón de paredes y suelo de madera. Las contraventanas cerradas apenas mitigan el bramido del mar. Viento sur, siento un calor opresivo. En la despensa hay ingentes cantidades de alcohol y pilas de queso gruyere envuelto en paquetes de cincuenta gramos. Al llegar estaba hambriento. He comido dos barritas de queso y se ha apoderado de mi una sed insoportable. He bebido unas cuantas cervezas frías que sólo han conseguido provocarme una sed aún mayor. 

Continúo bebiendo, ahora es güisqui con hielo. 
Una copa, dos. Me siento en un estado de embriaguez amable, no temo nada, no espero nada, sudo pero mi mente no me atormenta ni recuerdo con detalle la última comunicación de "la voz". 

En el salón una enorme librería destartalada alberga una nutrida biblioteca de lecturas veraniegas. El propietario es un tipo de gustos exóticos, mucha novela asiática traducida al ingles, alguna novela francesa, poca cosa en español pero buena e inusual, del estilo Ángel Vázquez. 

Repaso los lomos con el vaso en la mano. La mayor parte son novelas de aventuras, policíacas, negras muy negras, polar...

Escojo una novela negra de un desconocido autor vietnamita. Me siento, comienzo a leer. 

En las primeras cincuenta páginas se han sucedido no menos de veinte encuentros sexuales de todos los tipos imaginables. Saigon surge ante mis ojos enrojecidos por el cansancio, el alcohol y el insomnio como un inmenso catre chirriante dónde millares de seres copulan frenéticamente bajo el calor opresivo del trópico. Intento abandonar la lectura pero no puedo, pese al abuso sexual la trama es buena, el investigador es un hombre de mi edad y pese a las diferencias de tiempo, lugar, raza y cultura, muchas de sus reflexiones me resultan cercanas y reconocibles. 

Paso las páginas y aparece "la voz". El investigador también  escucha una voz interior que guía su vida...avanzo, a mitad del libro su voz le ha ordenado ir a una casa solitaria de una lejana costa...el investigador emprende el viaje en su automóvil y conduce como un autómata, llega a la casa, come, bebe...

Ya no se si leo una novela vietnamita o el investigador lee una novela española por escribir...¿quizá ya esté escrita? ¿quizá todas las historias las ha dejado escritas "la voz" para que nos leamos los unos a los otros nuestras dudas, nuestras miserias, nuestras debilidades?...

Una tercera copa, ¿la cuarta?, el calor va cediendo a medida que el viento bate con mayor fuerza y comienza a llover, las gotas golpean con fuerza el tejado y las contraventanas. 

El sueño me está venciendo... "la voz" me espabila anunciándome la inminente llegada del visitante. 

Abro la puerta, doy cuatro pasos temblorosos en dirección a la escalera, la lluvia me empapa y el viento golpea mi rostro, trato de dirigir la mirada por encima del jardín en dirección a la carretera. Apenas puedo distinguir un destello de luz en el camino, deben ser los faros de un vehículo potente, eso pienso justo antes de que un halo de luz blanquecina envuelva por completo la casa. El viento se calma como por ensalmo, veo caer la lluvia a lo lejos pero no llega hasta mi, tengo la sensación de estar dentro de una esfera que me protege del viento y la lluvia. La luz me ciega por completo, me acuerdo del investigador y pienso ¿quizá el también esté ahora rodeado por un halo de luz en las lejanas costas de Vietnam?...

domingo, 29 de junio de 2014

UFOLOGIAS II

Luisito era un chico de doce años inteligente y sensible que desde los nueve sentía y alimentaba un interés desmedido por los asuntos extraterrestres.

Luisito vivía con sus padres, dos personas honradas y sin aparentes problemas mentales y con una hermanita un poco más mayor que el y como casi todas las adolescentes un tanto atolondrada, con el cuerpo y la mente revueltos por mil cosas que no comprendía y otras dos mil más que creía entender, pero que tampoco entendía, y que le daban miedo y la provocaban unos cambios de humor terribles que la conducían a pasarse el día entre llantos, hipos, sonrisas, abrazos y raptos larguísimos de incomprensión y melancolía.

Una tarde, a principios de la primavera, Martita y mamá habían salido de compras. Luisito y su padre estaban solos en casa. El padre leía una novela sentado en un cómodo sillón de orejas, Luisito andaba desaparecido en las profundidades de su cuarto hasta que hizo su aparición en el salón y se situó a escasos metros de su padre. 

-Papá
-Dime Luisito
-Quiero ir al Canadá
-¿Y cómo es eso?
-Me he enterado que el Canadá es una tierra poblada por extraterrestres.
-¿De dónde has sacado esa idea?
-Lo he deducido por la abundancia de castores.
-¿Y cual es la relación entre los castores y los extraterrestres?
-Los castores se ocupan mucho de sus hembras. Son atentos y obsequiosos.
-¿Dónde aprendiste eso?
-Fue ayer, en un documental de la televisión.
-Pero bueno, Luisito, eso no es nada extraño, en muchas especies los machos prestan atención a sus parejas.
-No papá, hay algo más, escuché lo que dijo la tía Angelita.
-¿Y que dijo la tía Angelita?
-Al escuchar que los castores eran atentos y obsequiosos con sus hembras,la tía dijo que "sin duda los castores son seres de otro mundo", lo recuerdo bien, lo memoricé.
-Así que dedujiste que si los castores son "sin duda, seres de otro mundo" deben ser extraterrestres...
-Así es.
-Pero si los castores son extraterrestres ¿cómo es que nadie se dio cuenta de ello?
-Porque los canadienses también son extraterrestres y ellos trajeron a los castores desde su planeta.
Mira papá, ayer estuve leyendo en internet muchas cosas sobre el Canadá y los canadienses, todo cuadra. Escucha, lo anoté todo.
Lusito sacó de un bolsillo de su pantalón una libretita de tapas rojas y comenzó a leer.
-Los canadienses no son americanos ni europeos, habitan un territorio enorme y apenas poblado por un puñado de gente que aparentemente vinieron de Europa pero que se empeñan en no tener nada que ver con sus culturas de origen y crearon el "verdadero canadiense". Luego comenzaron a llamar a otras gentes de todos los países del mundo para que fueran a vivir allí. Está claro que son otros extraterrestres que están reuniéndose, preparando algo grande que está por llegar. Escucha, hay más datos. Comen cosas extrañas como granos de plantas de río que llaman arroz salvaje, savia de árbol que llaman sirope de arce, beben zumo de grosella, no juegan al fútbol y para divertirse se dedican a empujar una piedra por encima de una pista de hielo, les gusta el invierno y van todos vestidos de una forma muy rara, está claro, tienen que ser extraterrestres.
-Puedes estar en lo cierto, Luisito, pero creo que deberías investigar más este asunto antes de llegar a una conclusión definitiva.
-Por eso quiero ir al Canadá.
-Lo entiendo Luisito pero tendrás que esperar, aún eres pequeño.
-Pero papá, si este curso saco buenas notas...
-Mira,Luisito, quizá sea mejor que hables de ésto con la tía Angelita y le preguntes porqué según ella "sin duda, los castores son seres de otro mundo"
-Ya lo hice.
-¿Y que te dijo?
-Se puso colorada y trató de cambiar de tema...
-O sea que no te aclaró nada.
-No, pero me hizo pensar que sabía mucho del tema, creo que la tía Angelita puede haber tenido contacto con los extraterrestres y por eso sabe que "sin duda, los castores son seres de otro mundo".
-Bueno, esa sin que es una hipótesis bastante arriesgada..
-No, papá, piensa en ello. A la tía Angelita le gusta el salmón, come arroz salvaje, le gustan los zumos de frutas raras...
-Puede ser, Luisito, puede ser, además debes saber algo que nunca antes te había contado...
-¿Un secreto? ¡Oh si, papa, un secreto! ¡Cuéntamelo!
-Mira Luisito, ¿sabes dónde conocí a mama y a la tía Angelita?
-No papá.
-En un viaje al Canadá, dando un paseo por Mount Royal, al pié del Lago de los castores...

Al escuchar las palabras de su padre Luisito se quedó paralizado, fue un choque terrible, le temblaban las piernas, era incapaz de hablar. 

A su alrededor las formas comenzaron a perder nitidez, se sintió invadido por una extraña placidez, una luz blanca envolvía el salón, antes de perder el conocimiento tuvo la certeza de que el rostro de su padre se transformaba y dónde antes estaba su sonrisa amable, su mentón firme y su mirada clara ahora podía distinguir unos dientes sólidos y grandes, un hocico peludo, unos ojillos maliciosos que lo miraban fijamente... 

viernes, 20 de junio de 2014

UFOLOGÍAS

Llegó sin previo aviso una mañana de otoño. Se detuvo junto a la cancela del jardín. A su espalda el asfalto mojado sobre el que se reflejaba la tenue luz de una solitaria farola. Se levantó una suave brisa que agitaba las lilas dobladas por el aguacero. Sólo se escuchaba el rumor quejoso de las olas chocando contra el pretil. Desde la ventana de su dormitorio Casilda miraba absorta la figura alargada enmarcada por las luces rosadas y amarillas del amarecer. Estaba aterrada, no podía gritar ni apartarse del cristal, una fuerza desconocida la empujaba a mantener fija la mirada en la figura inmóvil del visitante. 
Pasaron unos minutos eternos y en su cerebro comenzó a tomar forma una extraña idea. 
¡Le resultaban tan armoniosas sus formas alargadas!, ¡tan profunda su mirada verde azulada! ¡tan enigmática su sonrisa! 
Percibió el rumor en sus mejillas, y el casi imperceptible endurecimiento de sus menudos pezones. Después de todo, quizá resultaba posible amar a un extraterrestre.